El muro de Trump, que ya existe

Editado por Maria Calvo
2017-01-26 10:49:20

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por Guillermo Alvarado

En medio de la controversia desatada por la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de construir un muro en toda la frontera con México, y que el país latinoamericano pague el costo, muchos olvidan que en al menos un tercio de la línea de demarcación común ya existen numerosos obstáculos y vallas para impedir el cruce de indocumentados hacia el norte.

A los dos países los separa una línea fronteriza de 3 185 kilómetros de extensión, que va desde el Golfo de México hasta el océano Pacífico y una parte de estos límites están marcados por el recorrido del río Bravo, o río Grande como se le llama en Estados Unidos.

A partir de 1994, durante el gobierno de William Clinton, se comenzó a aplicar el programa conocido como Operación Guardían, a cargo de la entonces Fiscal General, Janet Reno, uno de cuyos componentes esenciales era la edificación de un muro y un sistema de barreras para impedir el paso de inmigrantes.

Extensas áreas de California, Arizona y Nuevo México están marcadas por tramos de esta barrera y en otros sitios se levantaron una serie de controles en las carreteras o se colocaron dispositivos de moderna tecnología.

Donde no existen muros de distinto tipo, la geografía es tan compleja, como ocurre en el extenso desierto de Arizona, que hacen muy difícil pasar del sur al norte, lo que ha costado miles de vidas desde que comenzó esa construcción.

En muchos tramos, como el que se extiende varios kilómetros entre las ciudades de Tijuana, en México, y San Diego, en California, se trata de instalaciones de elevada tecnología. El complejo sistema consta de tres vallas sucesivas, equipadas con potentes reflectores similares a los utilizados en los estadios, radares, sensores de movimientos y cámaras de visión nocturna conectadas a la guardia fronteriza.

Hay otros sitios donde no hay un muro visible, pero están enterrados detectores sísmicos que indican inmediatamente a la policía el paso de personas.

Existen helicópteros artillados dispuestos a entrar en acción cuando se acciona la alarma, así como vehículos todo terreno con los que se da caza a los indocumentados.

La idea de Trump no es nueva. Ya en noviembre de 2005 el congresista del partido Republicano Duncan Hunter propuso al Senado reforzar el muro fronterizo y en 2006 se aprobó por mayoría levantar 595 kilómetros de barreras y 800 kilómetros más con obstáculos para impedir el paso de automóviles con migrantes.

La obsesión contra los indocumentados ha estado presente desde hace muchos años en el país norteño y quizás lo nuevo ahora sea la peregrina idea de extender la barda a lo largo de toda la línea de demarcación y hacer que el país vecino pague el costo.

Lo que muchos se preguntan es si vale la pena gastar miles de millones en una obra que, por otra parte, afecta terrenos particulares, lo cual implica largos litigios judiciales, con lo que esto cuesta.

Todo ello sin contar la vergüenza que esto acarrearía para la principal potencia económica y militar del mundo, que se convertiría en un símbolo vivo de la segregación, la xenofobia y el racismo.



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