Bolivia: la derecha y sus falsas preocupaciones

Editado por Maria Calvo
2017-04-19 10:28:01

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por María Josefina Arce

La derecha boliviana en consonancia con los aires reaccionarios que soplan en América Latina también ha optado por intensificar sus ataques contra el presidente Evo Morales, elegido constitucionalmente en las urnas para un primer mandato en 2005 y ratificado en el cargo en los comicios de 2009 por más del sesenta por ciento del electorado y en los de 2014 también por una amplia mayoría.

Dos ex presidentes, junto a otros líderes de la oposición aprovecharon la enfermedad de Morales, quien viajó a Cuba para ser intervenido quirúrgicamente, y firmaron la semana pasada una declaración para expresar su preocupación por la democracia en el país del altiplano.

Llama la atención algunos de los firmantes del documento: Jorge Quiroga, quien hizo una meteórica carrera política apadrinado por el ex dictador militar Hugo Banzer, a quien seguramente muchos recuerdan por orquestar en la década del setenta del siglo pasado, junto a otros dictadores latinoamericanos, como el general chileno Augusto Pinochet, la tristemente conocida Operación Cóndor para ejecutar a los opositores.

Durante su dictadura se registraron unos 1.000 ejecutados y desaparecidos, 3.000 detenidos y miles de exiliados, según datos de varias organizaciones de derechos humanos,

Otro de los firmantes, el ex presidente Carlos Mesa, tras 20 meses en el poder, tuvo que renunciar a su cargo en junio de 2005 por las protestas de varias semanas que estremecieron a la nación, ante la pobreza de los indígenas, que constituyen más del 60 por ciento de la población, y las diferencias por la gestión de los hidrocarburos, principal fuente de riqueza de Bolivia.

Estos son algunos de los que ven con temor una posible repostulación de Evo Morales, ante la real posibilidad de que se les aleje aún más un retorno al poder para volver a una época pasada, en la que Bolivia era el país más pobre de Sudamerica.

Quienes esgrimen los mismos argumentos de siempre se escudan tras un falso concepto de democracia, pues si esta estuviera en peligro en territorio boliviano casi cincuenta por ciento de la población no apoyaría al presidente Morales.

De acuerdo con el sondeo de la consultora Ipsos, realizado en las capitales de los nueve departamentos de la nación, el índice de aprobación a la gestión del mandatario aumentó desde octubre de 2016 hasta abril de este año y supera el 60 por ciento en las ciudades de Cobija y El Alto y es mayor a 50 en Santa Cruz, Oruro y La Paz.

Los firmantes de la declaración afirman por demás, que la soberanía de los bolivianos estaría amenazada si Morales opta nuevamente por la presidencia.

Cabe preguntarse dónde estaban cuando el primer presidente indígena del país, en un acto soberano, adoptó como primera medida a su llegada al poder en 2006 la nacionalización de los hidrocarburos, hasta ese momento en manos de transnacionales foráneas que desangraron al país.

A partir de esa fecha los bolivianos comenzaron a ver la diferencia al ser dueños de sus recursos naturales. El gobierno de Morales destina las ganancias a programas sociales en salud, educación, alimentación y otros, que han beneficiado a toda la población, pero en especial a los sectores más humildes, marginados e invisibles hasta ese momento.

No puede la oposición, apoyada por solo 33 por ciento de la población, obviar que desde 2006 Bolivia ha avanzado notablemente en materia económica y social. Hasta la fecha más de dos millones de personas salieron de la pobreza y la nación andino amazónica lidera hace tres años el alza del Producto Interno Bruto en Sudamerica, con un promedio del cinco por ciento.



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