Trump, desencuentro con la historia

Editado por Maite González Martínez
2017-05-22 08:01:07

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Imagen ilustrativa. (Foto/archivo)

Después de frenéticas presiones, la extrema derecha de la emigración cubana en Estados Unidos logró que el presidente Donald Trump emitiera un mensaje sobre la nación antillana, concretado en el aniversario de su supuesta independencia.

Con lenguaje trillado, el texto evoca lo que para la inmensa mayoría de los residentes en el archipiélago caribeño representa un escarnio.

El gobernante estadounidense, mal orientado, expuso su polémico mensaje en lo que sus colaboradores llaman aniversario de la “independencia” de Cuba, el 20 de mayo, en alusión a los acontecimientos de mil 902.

En esa fecha comenzó a cursar la pseudorrepública, bajo la intervención de Estados Unidos, cuya administración intervino de forma oportunista en el conflicto creado por el coloniaje español, combatido por los tenaces mambises.

Los que ignoran esa realidad consideran el inicio de la República neocolonial como la fecha de la independencia de Cuba, sin tener en cuenta que la mayoría de los que viven aquí califican de infausta esa contingencia.

 “¿Qué República era aquella?”. La pregunta la formularon  los cubanos durante el proyecto revolucionario iniciado en mil 959, al rememorar el período desde la formal proclamación de una independencia ebria de cortapisas colocadas por Estados Unidos hasta el triunfo insurreccional.

La exhausta metrópoli española cedió ante las presiones del imperio del Norte y le entregó la naciente República, independiente sólo desde el punto retórico y atada jurídicamente al nuevo yugo, el estadounidense, mediante la Enmienda Platt.

La torpeza y desconocimiento de la historia de Cuba del que se presenta como autor del mensaje del 20 de mayo de 2017 cobró ribetes más controvertidos, cuando mencionó a José Martí.

Se trata de la figura sagrada del pensamiento y la acción anticolonialista y antimperialista en Cuba.

El Apóstol escribió en carta inconclusa a su amigo mexicano Manuel Mercado, en víspera de morir en combate, el 19 de mayo de mil 895: “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber ---puesto que lo entiendo y tengo ánimos con qué realizarlo--- de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América".

Ni siquiera los extremistas de la Florida desean que esas verdades se recuerden. Ellos prefieren obstinarse en “celebrar” cada 20 de mayo porque su
mentalidad es anexionista, aunque aumenta su aislamiento.

Asombra entonces que se sumen a ese “carnaval” sin sentido otras personas de las que se espera prudencia al analizar las influencias de los que tocan a sus puertas para revertir el proceso complejo hacia una futura normalización de relaciones con Cuba.



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