Grietas en el G-7

Editado por Maite González Martínez
2017-05-29 10:21:21

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Por: Guillermo Alvarado

La cumbre anual del Grupo de los 7, el G-7, formado por varios de los países más desarrollados del planeta, demostró que la cooperación a ese nivel en importantes asuntos, como el comercio y los efectos negativos del cambio climático, está lejos de ser una realidad y, más bien, existen notables grietas que podrían comprometer el futuro de esa organización, fundada en 1975.

Así se desprende de las palabras pronunciadas este domingo por la canciller federal alemana, Ángela Merkel, cuando durante un acto de campaña de cara a las próximas elecciones parlamentarias afirmó que los europeos deben tomar el destino en sus propias manos.

"Los días en que Europa podía contar con otros han quedado atrás, como acabo de experimentar en estos días”, afirmó la gobernante en una nueva muestra de sus desacuerdos con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en las recientes reuniones, primero en la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, y después en el G-7.

Como hemos comentado antes, en la cita de la agrupación belicista, Trump sermoneó a sus socios y les exigió incrementar su presupuesto militar y luego, en el encuentro del bloque de naciones industrializadas, se negó a comprometerse con el Acuerdo de París sobre cambio climático y fue ambiguo en materia de propiciar el libre comercio y combatir el proteccionismo, que parece ser el eje fundamental de la política económica de Washington.

Luego de la cumbre del G-7, formado por Francia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Japón, Canadá e Italia, la señora Merkel había dicho que varias de las discusiones fueron “insatisfactorias” y en algún momento llegó a afirmar que se trató de un encuentro de seis contra uno, en alusión a los desacuerdos de Estados Unidos con el resto de los gobernantes allí reunidos.

Por supuesto que la sangre no llegó hasta el río y la situación tampoco implica una inminente ruptura. Incluso cuando la Merkel llamó a una Europa unida puntualizó en mantener la amistad con Washington, el Reino Unido y Rusia.

El G-7, recordemos, nació por iniciativa del entonces canciller federal alemán Helmut Schmidt, y el presidente francés Valery Giscard d'Estaing, que llamaron a crear una estructura formada por las naciones más industrializadas para discutir los problemas de la economía mundial y buscarles soluciones.

Rusia se adhirió en 1998, pero tras la crisis con Ucrania fue separada en 2014.

En la actualidad el G-7 ya no representa a las mayores economías planetarias, porque en 1999 fue creado el Grupo de los 20, donde están China y otras naciones como Turquía, Sudáfrica, India y Corea del Sur.

El caso es que foros de este tipo, incluido el de Davos, aparte de ser un momento de encuentros bilaterales, muestran una palmaria inutilidad para dar respuesta a problemas urgentes del mundo, como el calentamiento global, el hambre, la pobreza galopante, las guerras y el terrorismo, que aumentan cada día su colosal cifra de víctimas por los cuatro puntos cardinales, como nuevos jinetes del Apocalipsis. FIN



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