Gran Bretaña: Retórica sin hechos

Editado por Martha Ríos
2017-06-19 17:48:38

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Theresa May. Foto: Archivo

Por Arnaldo Musa

Cualquiera que oiga un discurso de la primera ministra británica, Theresa May, se sorprende por su tono ampliamente izquierdista, con promesas sociales que pudieran enganchar a quienes menos tienen, pero eso no convenció a la mayoría de pueblo que, contradiciendo pronósticos de encuestas, le dio un fuerte golpe al Partido Conservador en elecciones anticipadas por la Premier.

May pretendía barrer para llegar fuerte a la discusión de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, el Brexit (Britain Exit), pero no logró la mayoría parlamentaria y abrió el camino para que el principal opositor al Partido Conservador obtuviera un buen número de escaños.

En total, el Partido Conservador sacó 318 curules, ocho menos de los 326 necesarios para gobernar en solitario, y el Laborista, de Jeremy Corbyn, sacó 29 escaños más que en el 2015, para 261 curules.

Aunque le pidieron la renuncia, por haber calculado mal cuando decidió anticipar los comicios, May decidió seguir en el poder y mantener en sus puestos a los principales ministros de su gabinete, entre ellos Boris Johnson y Amber Rudd, quienes seguirán al frente de las carteras de Exteriores e Interior, respectivamente.

Pero con Brexit o sin él, el futuro no es nada promisorio para el británico común, porque, en fin, las decisiones sobre ese punto siempre obedecen a intereses de quemes manejan la macroeconomía.

”Quiero construir una gran meritocracia, un país que funcione para todos y no solo para unos pocos privilegiados, dice May.

Sin embargo, sus decisiones contradice en parte sus palabras, porque ha asumido algunas medidas antipáticas, como retirar los menús escolares gratuitos para los escolares ingleses o acabar con las ayudas para la calefacción en el caso de los jubilados de clase media.

En el polémico debate sobre la inmigración, vuelve a reeditar la promesa de Cameron en 2014 de reducir el número de llegadas a cien mil anuales, una utopía, pues en los últimos 12 meses han sido 273 000. También anuncia que tras el Brexit, “se controlará y limitará la llegada de ciudadanos comunitarios”, lo que da a entender que se acabará la libre circulación.

Llegó a acusar a los inmigrantes de crear tensiones en las comunidades británicas.  Y endureció al doble el gravamen para las empresas que contraten extranjeros no comunitarios.

En economía May no subirá el IVA, pero el objetivo de la etapa Cameron de cuadrar las cuentas en 2020 se pospone hasta el 2025 y sin mucho énfasis.

Lo que trata de hacer su programa es buscar soluciones para pagar la onerosa factura de la dependencia, una carga cada vez más pesada en una sociedad envejecida, y que ahora mismo tiene un déficit de 2  800 millones de libras. Su solución es alambicada.

Los ancianos que reciben ayuda social tendrán que pagar más, pero de otro modo más llevadero, pues pospone el desembolso hasta su muerte.

El programa conservador invertirá 8 000 millones de libras más en la debilitada sanidad pública en un plazo de cinco años, una promesa que ya había hecho Cameron.

También habrá 4 000 millones más para escuelas en Inglaterra y se levantará la prohibición que había establecido Blair sobre las “grammars school”, escuelas públicas selectivas a las que acceden solo los mejores alumnos. La propia May estudió en uno de esos centros y los considera un excelente vehículo de ascenso social, aunque los laboristas las ven discriminatorias.

En el Brexit, May enfatizó su deseo de buscar “el mejor acuerdo posible con la UE”, un asunto que consideró estelar. El texto del programa conservador vuelve a recoger la controvertida amenaza de que “es mejor ningún acuerdo con la UE que un mal acuerdo”.

Sin embargo, en su discurso, la primera ministra reconoció que el buen futuro del Reino Unido dependerá “de obtener el mejor acuerdo posible”.

Pero mientas este programa va y viene, nada se hace en concreto para aliviar la situación de cuatro millones de familias con hijos que siguen estando al borde de perder sus casas, en caso de ser despedidos inesperadamente.

Contra esto no hay protección, Theresa May no se pronuncia al respecto, reafirmado una retórica que no se corresponde con hechos.

(Tomado de Cubasí)



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