El cielo por techo

Editado por Maite González Martínez
2017-07-21 10:05:41

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(Foto/elpais)

Por: Guillermo Alvarado

Uno de los rostros más brutales de la restauración capitalista que lleva a cabo el gobierno de Argentina, presidido por Mauricio Macri, es el de los miles de personas que carecen de todo: les falta trabajo, generalmente comida, casi siempre ropa, y el cielo es su techo porque la miseria los arrojó a la calle sin ninguna compasión.

Aparte de los sufrimientos materiales y la angustia existencial que los inunda, estas personas padecen también el desprecio, la discriminación y la violencia de la policía, a la cual han calificado como uno de sus principales peligros.

Lo último que les ocurrió a la inmensa mayoría de quienes deambulan por Buenos Aires es que ahora también los han borrado, no existen en los registros oficiales quizás porque a algún funcionario se le ocurrió que sacándolos de los listados, también los sacaban de la realidad y maquillaban un poco el rostro de la capital, sin las arrugas de una situación injusta y perversa.

Hace unos días el gobierno publicó el censo de los sin techo, que arrojó la cifra de mil 66, pero inmediatamente fue contrastado por una investigación realizada por 400 colaboradores de organizaciones sociales que recorrieron los 46 barrios porteños durante varios días y ofrecieron una realidad mucho más exacta y preocupante.

Son cuatro mil 394 personas las que viven en las calles de Buenos Aires, 86 por ciento de ellos mayores de 18 años y 14 por ciento niños y adolescentes, pero si se suma a quienes utilizan la red de albergues públicos y los que están en riesgo de perder sus hogares, la cifra asciende a 25 mil 872.

Durante 2016 la población en situación de desamparo en la capital argentina creció en más del 20 por ciento y esto se atribuye directamente a las políticas económicas y sociales impulsadas por el presidente Macri desde su arribo al poder.

Otro dato descubierto por los encuestadores es que no se trata de personas sin preparación. Del total descrito, sólo 177 son analfabetas, el 54 por ciento completó la educación primaria, 15 de cada cien hicieron la secundaria e incluso un dos por ciento tienen formación superior.

La gran mayoría de los niños, tres cuartas partes, asisten a algún centro escolar a pesar de todas las dificultades que para ello implica el vivir en las calles.

Uno de esos retos es el rigor del clima. Argentina y toda la región austral viven los momentos más fuertes del invierno, con temperaturas que bajan de los cero grados centígrados. Son afortunados quienes suelen dormir cerca de las rejillas de ventilación, las bocas de las estaciones del metro y en los cajeros automáticos, aunque de este lugar suelen ser arrojados por la policía.

El problema de la población sin techo tiende a crecer en la medida que aumenta la brecha entre los más ricos y los más pobres, que entre 2015 y 2017 subió en 23 por ciento debido al desempleo, la inflación, la contracción de los salarios y el incremento del costo de la vida impulsado por el propio gobierno.

Nadie elige vivir en la calle, esto es el resultado de un sistema injusto y excluyente que produce seres humanos de desecho, como si fuesen sobras o basura que después no sabe dónde colocarlas; es un espejo de lo que algunas mentes desquiciadas quieren que se vuelva paisaje cotidiano en esta América Nuestra.



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