Control de armas en Estado Unidos es un debate aplazado históricamente

Editado por Maite González Martínez
2017-10-06 07:46:57

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Por: Roberto Morejón

El escepticismo reina en Estados Unidos sobre la posibilidad de llegar a acuerdos para reforzar el control de armas, como dicen estar dispuestos a promover los legisladores demócratas, escudados en la masacre ocurrida en la ciudad de Las Vegas, la más letal de la historia reciente.

Los demócratas comenzaron a moverse, pero encuentran una muralla, sostenida por la poderosa Asociación Nacional del Rifle, que gratifica a legisladores, el Partido Republicano y el presidente estadounidense, Donald Trump.

El magnate se presentó “compungido” en Las Vegas a donde viajó después de la matanza cometida por el jubilado Stephen Paddock, quien almacenó nada menos que 23 fusiles de asalto, antes de abrir fuego contra miles de personas reunidas en un concierto.

Sin que resultara visible su aludida consternación, Trump declinó referirse al control de armas, pues para él NO es tiempo aún, como si fueran simplezas las casi 60 víctimas en Las Vegas, los 500 heridos y los 93 individuos que fallecen baleados diariamente en el país norteño.

La decisión de aplazar el ineludible choque de ideas sobre el control de armas fue expresada por un Presidente que desde su campaña como candidato aupó a los sectores fabricantes o defensores de esa venta.

Durante el forcejeo proselitista, Trump dijo alentar la Segunda Enmienda, que ampara la tenencia de armas, y presentó a su oponente Hillary Clinton como una amenaza porque podría limitar el acceso a material bélico.

Para cosechar el respaldo de la Asociación Nacional del Rifle y de sus miles de miembros, Trump hizo gala de que dos de sus hijos son socios de esa agrupación.

Pero una parte de la prensa y otros poderosos resortes de la sociedad tampoco incentivan una discusión hacia la rebaja en la posesión de armas al circunscribirse a reunir anécdotas de cada matanza.

Los legisladores demócratas se preguntaron con lógica cuántos cadáveres hace falta reunir para que el Congreso inicie un proceso genuino hacia la prohibición de pistolas y rifles.

Cabría interrogar además si es posible olvidar que Estados Unidos fue escenario de tantas masacres, como la de la escuela de Sandy Hook, en Newton, en 2012, donde murieron 20 niños, y en Orlando en 2016, con 50 fallecidos.

En el país norteño también fueron asesinados el presidente John Kennedy y el líder afroamericano Martin Luther King.

Se trata de personas conocidas, pero pocos recuerdan a los simples ciudadanos, pues cada año mueren en Estados Unidos casi 34 mil personas por disparos de armas de fuego.

Son estadísticas que parecen insuficientes para políticos que, como hizo Trump, se limitaron a minimizar el alcance de la tragedia en Las Vegas y a comentar que, simplemente, fue obra de un demente. FIN



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