Por María Josefina Arce.

El próximo día 22 los argentinos irán a las urnas en unas elecciones legislativas que pueden significar un mayor o menor número de asientos en el Congreso para el partido gubernamental Cambiemos. Pero sus resultados no cambiarán que la población vuelva a sufrir el incremento de los precios de los servicios básicos.

Así lo confirmó el gobierno del presidente Mauricio Macri, que dejó claro que después de esa fecha habrá, como estaba previsto, aumentos en los servicios de agua, luz y gas.

Lo cierto es que desde que asumió la presidencia Macri no ha dejado de establecer mayores alzas. Justo dos meses después de llegar al poder oficializó nuevas tarifas para estos servicios que incluían un considerable aumento y la reducción de los subsidios al consumo.

Por ejemplo, el incremento en las boletas de electricidad promedió, desde febrero de 2016, aumentos de 200 y 300 por ciento, las facturas residenciales sufrieron alzas entre un 300 y 500 por ciento, además de cortes del servicio de electricidad por falta de pagos.

En agosto se sumó un segundo tarifazo de hasta un 600 por ciento, el cual fue frenado por la justicia argentina con una medida cautelar para los aumentos, prohibiendo además los cortes en sectores residenciales por la falta de pagos.

Pero los incrementos constantes no han cesado y han golpeado fuertemente el bolsillo de las clases más vulnerables del país suramericano, influyendo en el crecimiento de la pobreza y la desigualdad social

A esta situación se suma la ola de despidos ejecutados, medidas que han provocado multitudinarias protestas populares en contra de la política neoliberal que ha puesto en marcha el ejecutivo.

En opinión de muchos, los consumidores en la Argentina pagan la luz y el gas más caro del mundo en proporción con el ingreso que perciben los usuarios.

Para la ex presidenta Cristina Fernández, candidata a los comicios por el frente Unidad Ciudadana, el actual gobierno está hipotecando el futuro del país, está ahogando las posibilidades de crecimiento y desarrollo y está sometiendo a la sociedad a una inflación en precios y alimentos que no se tolera, a tarifas que son expoliadoras del bolsillo.

Lo cierto es que los argentinos no tienen idea de cuánto costarán cada día esos servicios y se enfrentan a una galopante inflación, que para los expertos es resultado de las políticas promovidas por Macri, que han causado el descontento de la mayor parte de los argentinos y han movilizado a diversos sectores sociales.

Una de ellas es la devaluación del peso en un 40 por ciento tras el levantamiento del control de cambio y la otra, el notable aumento de las tarifas del gas, agua, electricidad y transporte.

Mauricio Macri ha echado por tierra muchas conquistas de los últimos años de los argentinos, que sienten sobre sus espaldas el peso de la política neoliberal puesta en práctica por el gobernante, que ha sido catalogado por muchos como el presidente de los ricos.