Burla en Honduras: Golpistas mantienen el poder

Editado por Martha Ríos
2017-11-30 15:20:33

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Salvador Nasralla. Foto tomada de Internet

Por Arnaldo Musa

A la Alianza de Oposición contra la Dictadura le robaron el resultado presidencial, con una táctica de un conteo gota a gota, para preparar un final previsto.

Los demorados resultados de las elecciones presidenciales de este domingo en Honduras demostraron que nada honesto presagiaba el cómputo final, con un Tribunal Supremo Electoral conformado por partidarios del gobierno, que invitó a miles de observadores “imparciales”, valiéndose del dinero usurpado en la corruptela vigente en un país que se muere de hambre, con casi el 58% de su población en la pobreza y el mayor índice de violencia en el mundo, solo superado por naciones con conflictos bélicos.

A la Alianza de Oposición contra la Dictadura le robaron el resultado presidencial, con una táctica de un conteo gota a gota, para preparar un final previsto, con la confección fraudulenta de actas, a fin de apuntalar la ilegal reelección de Juan Orlando Hernández, violatoria de la Constitución, sin que la “justicia” se diera por aludida.

En estos momentos, miles de seguidores de la Alianza han salido a las calles para rechazar la victoria otorgada a Hernández, luego que, incluso, un miembro del TSE había estimado que era segura la victoria de Salvador Nasralla, declaración también sustentada por el otro candidato a la presidencia, Luis Zelaya.

La campaña electoral tuvo ribetes feroces, en medio de la ola de asesinatos impunes  de activistas políticos, sindicales y campesinos, además de la persecución y muertes a mujeres.

Los medios de comunicación, bajo la tutela de la clase gobernante, achacaban las acusaciones de corrupción oficial a personas con problemas mentales, e incluso se hacían eco de declaraciones de voceros gubernamentales que se jactaban de que “la gente en Honduras no está preocupada por la corrupción”.

Por otro lado, las casas encuestadoras, se dedicaron a lo largo del 2017 a repetir una y otra vez que el oficialista Hernández es ganador con “amplia diferencia”, en un esfuerzo por desmovilizar a la oposición.

Empero, esas encuestas, parte de la maquinaria mediática del gobierno, no lograron arrancar del imaginario de la sociedad la sensación de hartazgo de más de ocho años de golpismo, y un acelerado empobrecimiento de las mayorías.

La Alianza publicó recientemente un extenso documento en el que denuncia un complot para perpetrar un fraude electoral en las elecciones, sustentado en abundante información sobre la contaminación del proceso provocada por el Tribunal Supremo Electoral, en todas sus partes.

Hace muy poco, en un afán divisionista, el TSE “cambio” a la empresa responsable de transmitir los datos, por otra que hace apenas un año no disponía de un solo empleado y se encontraba entre las empresas deudoras del fisco.

Esta misma empresa, emprendió en las últimas semanas un proceso acelerado de contratación, de militantes del partido de gobierno, y ex empleados de la compañía Mapa Soluciones, la recientemente despedida.

Enfrentados ante una derrota inminente, los personeros del régimen fueron preparando un ambiente de terror y violencia, acusando a la oposición de fraguar “actos sediciosos”, y, en palabras de un ex magistrado del Tribunal Electoral, “estarían preparando escuadrones de gente encapuchada que irrumpirá en los centros electorales para destruir urnas, y argumentara que estos son miembros de la Alianza”.

En una ardid muy mal elaborado, han sembrado por meses en el cuerpo diplomático radicado en Tegucigalpa, la idea de que se avecina una situación de “violencia extrema el día de las elecciones”.

Por otro lado, se jactaron de que estas serían las elecciones más observadas de la historia, por múltiples misiones que encabezan la OEA, a cargo del tristemente célebre golpista boliviano “Tuto” Quiroga, la Unión Europea cuya jefa de misión es parte de la izquierda europea.

Tanto la OEA como la UE, han hecho caso omiso a las denuncias documentadas por la oposición, y se han dedicado a legitimar el proceso.

Así, de manera indirecta, se han propuesto legitimar un proceso iniciado con el golpe de Estado del 2009, con la diferencia ahora de que hay una oposición más consecuente que tratará de impugnar unos resultados finales que, repito, ya se preveía, conociendo la catadura adversaria, de aquellos que dieren seguir robando y matando impunemente, burlándose del pueblo.

(Tomado de Cubasí)



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