Por María Josefina Arce

La reciente presentación de las cartas credenciales del nuevo representante de Cuba ante los organismos internacionales con sede en Roma, es una ocasión propicia para pasar revista a las relaciones del archipiélago cubano con el PMA, Programa Mundial de Alimentos, agencia a la que la unen décadas de una dinámica y efectiva colaboración.

El PMA siempre ha estado al lado de la Mayor de las Antillas ante la ocurrencia de desastres naturales. En fecha tan temprana como 1963 se iniciaría la colaboración, con una operación de emergencia que brindó asistencia a las personas más afectadas por el paso del huracán Flora en octubre de ese año por el oriente cubano y que dejó aproximadamente dos mil muertos.

Desde ese entonces y hasta la fecha son varias las acciones de emergencia realizadas por esa entidad de la ONU ante ciclones o sequías. En el 2016 por ejemplo, fue muy activa su ayuda tras el paso del huracán Matthew por el oriente cubano, que incluyó la donación de alimentos, pastillas para clorar el agua, camiones e implementos para

la cocción de los productos alimenticios.

Decisiva sería también en 2017 la presencia del organismo de la ONU en territorio cubano. De hecho el Director Ejecutivo de esa agencia de la ONU, David Beasly, visitaría a Cuba para conocer de cerca los cuantiosos daños provocados por el huracán Irma.

Como resultado de la visita, el Director Ejecutivo del PMA anunció una operación de casi seis millones de dólares para complementar, durante cuatro meses, las necesidades alimentarias de 664 mil residentes en los territorios más azotados por el ciclón.

Las autoridades cubanas distribuyeron arroz y frijoles provenientes de las mil 606 toneladas de alimentos ya posicionados en el país por acuerdo entre el PMA y el gobierno antillano, y se destinó un millón 500 mil dólares del Fondo de Emergencias del PMA para la compra de alimentos adicionales.

La ayuda del Programa Mundial de Alimentos no se limita a los desastres naturales, sino que también contribuye a los esfuerzos que realiza el gobierno cubano para garantizar la seguridad alimentaria de cada ciudadano, en especial de los grupos más vulnerables como los niños, mujeres y ancianos.

Es así que desarrolla actualmente en las cinco provincias orientales, más Pinar del Río y Matanzas el Programa de País PMA-Cuba 2015-2018, que ayuda a la producción alimentaria, dirigido a la red de protección social.

Con una financiación de 18 millones de dólares, el programa apoya la cadena de producción agrícola, la distribución de granos, el incremento de facilidades para la cocción y almacenamiento de alimentos en centros educacionales y sanitarios.

Además, el PMA está trabajando en la resiliencia de las comunidades ante el cambio climático y en el fortalecimiento del sistema de alerta temprana frente a fenómenos como la sequía.

En Santiago de Cuba, también, atienden lo relativo a los terremotos, y en Matanzas y Pinar del Río, el enfrentamiento a los huracanes, en correspondencia con las amenazas de estos fenómenos naturales en esas zonas.

Fluida y estrecha es la relación entre Cuba y el Programa Mundial de Alimentos, que reconoce los esfuerzos del gobierno cubano por garantizar la seguridad alimentaria de cada ciudadano, en especial de niños, mujeres y ancianos.