Por María Josefina Arce.
Palpables beneficios sanitarios para los cubanos y los pueblos de numerosas naciones es el resultado de la estrecha colaboración que durante décadas han mantenido Cuba y la OMS, Organización Mundial de la Salud, que precisamente este siete de abril cumple 70 años de su fundación.
La entidad reconoce que la Mayor de las Antillas es uno de los países que más contribuye hoy a los objetivos de gestionar políticas de prevención y enfrentamiento a los problemas sanitarios a nivel global.
Desde la década del sesenta del siglo pasado hasta la actualidad más de cien mil profesionales de la salud han brindado su ayuda a otras naciones. En lugares apartados, de difícil acceso, donde en muchas ocasiones no ha llegado nunca un médico, están presentes los cubanos que han salvado incontables vidas.
A pesar de los obstáculos que impone el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos desde hace más de medio siglo, el país caribeño nunca ha dejado de apoyar los esfuerzos de la Organización Mundial de la Salud para que la atención médica llegue a todos.
Quizás el hecho más conocido fue la inmediata respuesta de Cuba ante el llamado de la OMS para enfrentar la epidemia del ébola desatada hace cuatro años en África Occidental, adonde marcharon especialistas cubanos.
Las autoridades sanitarias mundiales afirmaron que el compromiso del gobierno cubano es un ejemplo del tipo de esfuerzo internacional que se necesita para intensificar las actividades de respuesta ante diversas enfermedades y fortalecer las capacidades nacionales.
De hecho en 2017 la OMS otorgó el Premio de Salud Pública al contingente médico cubano Henry Reeve, en reconocimiento a su labor solidaria internacional para el enfrentamiento de desastres naturales y epidemias graves.
El otorgamiento del galardón al contingente Henry Reeve, constituido hace 13 años por iniciativa del líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro, premia la labor solidaria realizada en numerosos países del mundo afectados por desastres naturales, así como a los más de 250 especialistas cubanos que trabajaron en naciones africanas
durante la peligrosa epidemia de Ébola.
La Mayor de las Antillas también participó junto a la OMS en la estrategia de erradicación de la poliomielitis en Angola, lo que para muchos fue un reconocimiento a las potencialidades y fortalezas de los profesionales cubanos de la salud.
En el plano interno la cooperación entre Cuba y la Organización Mundial de la Salud se materializa en el apoyo a los esfuerzos del Gobierno por desarrollar la salud pública, un área que presentaba una difícil situación en el país antes del triunfo revolucionario de enero de 1959.
La Organización ha hecho hincapié en la capacitación de los profesionales cubanos de salud, con el desarrollo de varios programas durante décadas, y ha respaldado los planes cubanos de fortalecer la atención médica a todos los niveles.
Asimismo ha estado presente en las campañas en el país para erradicar el mosquito Aëdes Aegypti, transmisor de enfermedades como el dengue, y el programa nacional de Abastecimiento de Agua, un factor esencial en la prevención de diversas dolencias.
Múltiples son los proyectos tanto a nivel nacional como internacional en los que han trabajado juntos la Organización Mundial de la Salud y Cuba, en una muestra de que uniendo esfuerzos se puede avanzar en la prevención y erradicación de enfermedades y en la mejoría de las condiciones sanitarias.
