Contar historias a través de los sonidos

بقلم: Maria Calvo
2016-09-23 09:12:56

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Foto: Sergei Montalvo

por  Alina M. Lotti

Las campanadas, el tic tac de los relojes, los motores de un avión y hasta el contacto de las manos con las monedas puede ser para Mirta Guerra un recurso eficaz para establecer una relación exitosa con los radioyentes.

Descubrió la radio cuando estudiaba Periodismo y desde entonces ese medio le acompaña. A su capacidad intelectual y empeño investigativo, le acompaña ahora la agudeza periodística de “descubrir” sonidos. Así la reportera de la emisora Radio Rebelde le impregna a cuanto material elabora un sello peculiar, que le permite establecer una mejor relación con los radioyentes.

A tan solo tres años de haber recibido el título de periodista en la Universidad de La Habana, ya la joven obtuvo un premio Caracol —en las categorías de mejor guion y dirección— y presentó en un certamen celebrado en Colombia sus experiencias al emplear elementos de la teoría de Paisaje Sonoro*, que ella tiene el mérito de haberlo retomado y adaptado a nuestras condiciones.

Háblame de Bussines Man…

-Con este radiodocumental obtuve el premio Caracol el pasado año, basado en la historia de Jesús Portuondo Rancoll, un guantanamero radicado en La Habana que se dedica a cambiar monedas, un oficio que no existe como figura dentro de nuestro sistema, sin embargo él por la necesidad cambia todos los días por un peso él devuelve 80 centavos, o sea su ganancia son 20 centavos por cada cambio.

Me pareció una historia muy interesante a la hora de llevarla a la radio, primero por lo sonoro, el señor no va vulgarmente por ahí cambiando monedas, tiene un pregón: el menudo para alcancías, recuerde que la alcancía no te da el vuelto, eche el peso y pierde los 60 quilos, es como una manera de decir: ven a cambiar conmigo.

Todo el que coge guaguas aquí en La Habana, seguro que reconoce al señor porque siempre cambia en todas las paradas que están en G, e incluso baja y busca todo 23 hasta las paradas que están al frente del Coppelia, ese es su recorrido. Él lleva una caja donde están todas las monedas, está lleno de carteles, incluso que dicen las tarifas, si cambias un peso, cuanto te debe dar, si cambias 20 pesos. Es un señor que se ha tomado a la tarea de sensibilizar a las personas con el cuidado del billete, de nuestra moneda nacional. No acepta billetes que están con un círculo o algo así, creo enseña bastante porque hay niños que han querido cambiar y cuando ve el billete de un peso con el rostro de Martí y un dibujo o algo… él dice: ¿tú sabes quién es Martí? Creo que también ese es su valor.

Me llamó mucho la atención desde el punto de vista de lo sonoro e incluso es interesante la interacción que crea con cada uno de sus clientes. Este hombre llega a saludar a sus clientes habituales, como que lo identifican como alguien familiar. Es un personaje que tuvo sus trabas al comienzo, porque a los choferes no les conviene que alguien a la puerta de la guagua te cambie ese menudo, porque es algo que podrían ganar ellos. Ya los choferes son hasta sus amigos, porque lo han aceptado, y saben que sus familiares pueden ser algunas de las personas que estarían cambiando ese menudo igual.

Lo novedoso fue…primero le puso el micrófono a una persona de la calle, creo que nuestra radio está falta de eso un poco. Hay que dejar que la gente de la calle hable, si es una  persona que tiene dificultades al hablar hay que escucharlo también en la radio, y Jesús es una persona de la calle. Lo segundo es que yo siempre quise contar una historia con sonidos.

Mirta Guerra…

Soy reportera de Radio Rebelde, ya en septiembre acabo de cumplir tres años de haberme graduado.

¿Por qué la radio?

De todos los medios, el discurso, los recursos que utiliza para contar historias era para mí el ideal. Contarle a una persona una historia nada más con sonido, que el oyente no te pudiera ver el rostro, ni el rostro de tu personaje, ya para mí era algo desafiante que a diferencia de la prensa escrita, es la palabra impresa la que tiene el poder. Sin embargo, en la radio uno no se puede imaginar la cantidad de recursos sonoros que uno puede utilizar para contar una historia.

Ganaste un premio…

El premio Caracol lo obtuve el año pasado en la categoría de mejor guion y mejor dirección por un radio documental titulado Bussines Man, basada en la historia de Jesús Portuondo Rancoll, un guantanamero radicado en La Habana que se dedica a cambiar monedas, un oficio que no existe como figura dentro de nuestro sistema, sin embargo él por la necesidad cambia todos los días por un peso él devuelve 80 centavos, o sea su ganancia son 20 centavos por cada cambio.

Me pareció una historia muy interesante a la hora de llevarla a la radio, primero por lo sonoro, el señor no va vulgarmente por ahí cambiando monedas, tiene un pregón: el menudo para alcancías, recuerde que la alcancía no te da el vuelto, eche el peso y pierde los 60 quilos, es como una manera de decir: ven a cambiar conmigo.

Todo el que coge guaguas aquí en La Habana, seguro que reconoce al señor porque siempre cambia en todas las paradas que están en G, e incluso baja y busca todo 23 hasta las paradas que están al frente del Coppelia, ese es su recorrido. Él lleva una caja donde están todas las monedas, está lleno de carteles, incluso que dicen las tarifas, si cambias un peso, cuanto te debe dar, si cambias 20 pesos. Es un señor que se ha tomado a la tarea de sensibilizar a las personas con el cuidado del billete, de nuestra moneda nacional. No acepta billetes que están con un círculo o algo así, creo enseña bastante porque hay niños que han querido cambiar y cuando ve el billete de un peso con el rostro de Martí y un dibujo o algo… él dice: ¿tú sabes quién es Martí? Creo que también ese es su valor.

Me llamó mucho la atención desde el punto de vista de lo sonoro e incluso es interesante la interacción que crea con cada uno de sus clientes. Este hombre llega a saludar a sus clientes habituales, como que lo identifican como alguien familiar. Es un personaje que tuvo sus trabas al comienzo, porque a los choferes no les conviene que alguien a la puerta de la guagua te cambie ese menudo, porque es algo que podrían ganar ellos. Ya los choferes son hasta sus amigos, porque lo han aceptado, y saben que sus familiares pueden ser algunas de las personas que estarían cambiando ese menudo igual.

Lo novedoso fue…primero le puso el micrófono a una persona de la calle, creo que nuestra radio está falta de eso un poco. Hay que dejar que la gente de la calle hable, si es una  persona que tiene dificultades al hablar hay que escucharlo también en la radio, y Jesús es una persona de la calle. Lo segundo es que yo siempre quise contar una historia con sonidos.

Desde la propia tesis de licenciatura yo me propuse tratar de contar historias de un espacio de La Habana Vieja, del espacio de San Isidro, a través de los sonidos. O sea, cuando uno se acerca a la teoría del paisaje sonoro —teoría que existe, la utilizan actualmente casi todas las universidades del mundo que tienen incluidas dentro de sus programas la carrera de Periodismo, incluso hay un periodismo que se le ha llamado Periodismo sonoro, porque se basan mucho en el sonido para crear, para contar— entonces desde mi propia tesis de licenciatura descubrir esta teoría del paisaje sonoro vamos… quise contar la historia de diferentes habitantes de San Isidro a través de un sonido y esta teoría…

¿Por qué San Isidro?

Quise buscar un espacio que fuera testigo del propio nacimiento de nuestra Habana, de nuestra ciudad. Siento que dentro de todos los barrios, cuando uno va a La Habana Vieja, hay tantos consejos, está Belén, San Isidro, y de todos estos barrios si uno que ha sido testigo de tanto ha sido San Isidro, y los propios sonidos que extrañaban los habitantes bueno me demostraban que era el ideal para contarlo con la gente que vivía en ese lugar, un ejemplo… si uno busca el sonido de las campanas que es un sonido que extrañan muchísimo los habitantes de La Habana Vieja qué mejor barrio que San Isidro que tiene tres iglesias y que de las tres iglesias solo se mantiene tocando el reloj campana la iglesia de La Merced, las otras dos son iglesias silentes porque ya sus campanarios están destruidos y no suenan.
Si hablamos del billetero en la etapa de la república qué mejor lugar que ese, que uno de mis personajes era adicta tal vez al juego y se acordaba perfectamente del pregón, de Cándido, el billetero del 33 que pasaba por su casa, donde ella jugaba. Si vas más allá la doble explosión del vapor La Coubre, cuando tú buscas dentro de La Habana Vieja el barrio que más afectado estuvo fue San Isidro y no solamente lo dicen las paredes, las propias calles, sino que los propios habitantes recuerdan cuál de las dos explosiones fue más fuerte, o sea es un sonido que está dentro de ellos y lo vivieron perfectamente, qué estaban haciendo el día en que eso ocurrió, si estaban calentando un arroz, si estaban limpiando la casa.

¿Dónde descubriste el periodismo sonoro?

¡Imagínate!, cuando yo empiezo… yo estaba muy clara de que quería hacer un radiodocumental como tesis a la hora de graduarme, una tesis productiva, y el hecho de jugar con sonidos y demás… un día un amigo me dice pero con qué fin: tu quieres contar cosas con sonidos pero tienes que tener una justificación, por qué el sonido es tan importante por ejemplo para tu documental y en la búsqueda encuentro una encuesta que la BBC publica donde hablaban los sonidos que extrañaban los mexicanos, y yo me quedo asi… increíblemente los mexicanos extrañaban el sonido del paso del tren que hacía años que solamente pasaba como ruta turística, extrañaban el sonido del afilador de cuchillos porque ya la carne venía empaquetada y cortada, y no hacía falta el sílbido para afilar los cuchillos y al mismo tiempo llego a una frase lapidaria: en una sociedad como mismo se pierde una tecnología, un animal, una práctica humana se pierde un sonido, y los sonidos hay que guardarlos.

Entonces después las generaciones, mi hijo, mi nieto no van a saber cómo eran los sonidos de una época.

Entonces me empecé a cuestionar los sonidos que caracterizaron la juventud de mi mamá, los de mi abuela, sonidos que realmente yo no conozco y ahí llego al sourdscape o teoría del lenguaje sonoro, una teoría que se empezó a aplicar en la década de los años 60 en Canadá, en una universidad de música Simon Fraser University, un tipo que para mí es genial Murray Shaffer, y entonces cuando empiezo a estudiar la teoría dije aquí esta mi justificación porque la gente extraña sonidos, y los sonidos se pierden.

Los sonidos te pueden decir las prácticas de una ciudad, es familiaridad, te puede decir si estas en tu espacio o no, es decir cada espacio tiene un sonido que lo identifica. Nosotros no sonamos igual que México, que Colombia, nuestro país tiene una manera de sonar peculiar, entonces ahí estaba la importancia de mi radiodocumental, esos sonidos que yo iba a registrar son sonidos que el día de mañana el que lo escuche puede decir así sonaba San Isidro.

Sigues utilizando esta técnica?

Es una cosa que no me he podido quitar, es parte de mi Adn, hay mucha gente que dice Radio Rebelde es una emisora netamente informativa, y es que en la información tú también puedes incluir sonidos, por ejemplo, un presidente que venga, y tu estas en el aeropuerto, por qué si las cámaras cogen al avión llegando, por qué no bajas con tu grabadora y tu micrófono y dejas por lo menos grabar algo de ese avión que está aterrizando. Eso sería ideal para empezar una noticia. Yo lo utilizo, al principio tuve ciertas reticencias porque no es un trabajo que se acostumbra a hacer, incluso algunos me decían por qué te complicas la vida, pones tu voz y los cortes, ya está dentro de mi, y siento que mientras pueda explotarlo. A la hora de hacer una crónica está presente, a la hora de hacer una información, es una concepción ante la vida, ante el trabajo..

Definitivamente yo y los sonidos. Siento que nuestro país tiene que avanzar en este punto, mientras que en mexico existe una fonoteca nacional de Conaculta, que no solamente tiene dentro de sus registros, los grandes corridos de Chavela Vargas, el pregón del vendedor ambulante que se para frente al colegio a vender el algodón de azúcar, nosotros lamentablemente no tenemos una institución en el país que se encargue de resguardar el sonido, o sea si usted va a casa de las Américas tiene una fonoteca maravillosa, que guarda la palabra, la música, si va al centro de investigación de la música, tiene la música de la forma convencional, quién se encarga de los sonidos de la calle? Entonces si en nuestro país existe una fototeca, una cinemateca, por qué no existe una fonoteca nacional que entienda el sonido sin prejuicios.

¿Qué sonidos tú extrañas?

Yo he vivido en varios barrios con costumbres y cosas, pero si hay un sonido que yo extraño, en Poey había un día de San Juan y a mi no se me olvida que ese día salían los vecinos tocando tambores y la gente salía detrás y quemaban el muñeco y algo así..

Yo vivo en Guanabacoa, y no lo he escuchado. Mi mama ese día siempre llegaba tarde, porque se topaba con los tambores en algún lugar y se ponía a bailar con los tambores y llegaba a la casa tarde, y cuando  le preguntaba me decía que estaba bailando con los tambores de la fiesta de san juan, evidentemente ese es un sonido. Otro sonido que extraño… cuando escuchas todo eso te transportas a una época, a tu infancia.

 

 

 

 


(CubaSí)



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