La Habana, 11 abril- El sistema cavernario cubano atrae cada año a más personas, llegados a la isla para acceder a viajes de naturaleza y aventuras, tal y como lo reconocen hoy especialistas en espeleología.
Algunos guías de grupos en la occidental provincia cubana de Pinar del Río significaron oportunamente lo atractiva de esa modalidad de descanso activo y reseñaron algunos elementos.
Un viaje interesante a Cuba puede estar relacionado con su sistema cavernario, por lo tanto es bueno para espeleólogos, profesionales o aficionados, o simplemente para turistas aventureros.
Ese derrotero puede abarcar el mundo de cuevas y ríos subterráneos que en la costa noroccidental de Cuba tiene encantos particulares.
Cuentan algunas teorías científicas que por esas zonas llegaron los primeros habitantes de esa ínsula, miles de años atrás.
Sus cavernas sirvieron entonces de refugio, en medio de un paisaje de atractivos únicos, además de ser morada provisional de piratas y corsarios franceses en los siglos XVI y XVII.
Cuba es considerada por los espeleólogos como de una superficie carsificada en un 60% (carso tropical). La mayor de las Antillas posee 26 000 cuevas y muchas de ellas son interesantes museos naturales.
Por ejemplo, en la provincia de Matanzas, incluido el famoso balneario de Varadero -distante unos 140 kilómetros hacia el este de La Habana, la capital-, aparecen en su costa norte penetraciones del mar de hasta 4 kilómetros.
Esa característica enriquece las 350 cuevas de la zona, de las cuales -con un cuidado estricto del medioambiente- pueden aprovecharse para el turismo unas 20.
Por ello el paseo propuesto, muy aventurero por cierto, nos lleva a mencionar algunas, donde la memoria queda grabada para siempre por las figuras creadas en sus interiores.
Un esclavo chino llamado Justo Ho hundió su pica en el terreno y ante él apareció un hoyo casi indescriptible.
Era el 17 de abril de 1861 y la excavación se realizaba en los terrenos de Don Manuel Santos Parga, quien rápidamente aquilató el tesoro acabado de descubrir y comenzó a adaptarlo para visitas.
Con el tiempo sería la Cueva de Bellamar -a la salida de la ciudad de Matanzas- de cuyos 3 kilómetros de extensión sólo están a la vista del público 500 metros, iluminados, con servicios de guías.
Allí se sienten unos 28 grados centígrados de temperatura y una humedad relativa del 98%.
En Varadero, cerca de Punta de Morlas, se encuentra la caverna de Ambrosio, cuyo nombre se debe a un tipo de clasificación aportada en 1967 por el investigador cubano Antonio Nuñez Jiménez, ya fallecido, (Tipo Ambrosio).
Posee 150 metros en una serie de galerías donde se observan pictografías aborígenes, únicas.
Y otro ejemplo es La cueva de Saturno (o de Cepero), rumbo al aeropuerto Juan Gualberto Gómez, de esa propia playa (camino Canimar-Camarioca). Posee aguas muy limpias en 25 metros, y permite la espeleología submarina.
Sin embargo, las más importantes se encuentran en Pinar del Río como es el caso de Santo Tomás, con un entorno muy bello.
(Roberto F. Campos-PL)