La Habana, 30 abr (PL) Gigantes de la música de varios países se conectaron en Cuba mediante una pasión común: el jazz, durante la celebración en La Habana del Día Internacional de ese género musical.
El concierto ocurrido en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso es hasta el momento el mayor acontecimiento musical del año en el país, elegido en 2017 por la Unesco para ser sede principal de la festividad.
La Habana se convirtió en una de las ciudades más inspiradoras del planeta, más llena de vida y dinámica, exclamó emocionado el estadounidense Herbie Hancock desde el escenario, luego de tocar el piano y presentar a los cubanos Chucho Valdés y Gonzalo Rubalcaba.
A esta dupla la describió como dos de los mejores pianistas de jazz de todos los tiempos y su premonición no tardaría en cumplirse porque derrocharon un lirismo hechizante al interpretar en sendos pianos el Blue Monk, para homenajear a un gran pionero del género, el norteamericano Thelonious Monk.
En realidad, los tributos durante el espectáculo fueron varios y el primero al soberbio percusionista cubano Chano Pozo, con su popular tema Manteca, disfrutado por instrumentistas de la talla del saxofonista ruso Igor Burtman y los locales Oliver Valdés (batería) y Roberto Fonseca (piano), entre otros.
Uno de los animadores de la velada, el carismático actor y rapero estadounidense Will Smith, tampoco se equivocó al anunciar a un grupo de músicos todos estrellas que a lo mejor no se conocen entre sí, pero que se comunicaban a la perfección por el poder y el espíritu liberador del jazz.
Otra presentadora de lujo fue la bajista norteamericana Esperanza Spalding, tan vibrante en escena y versátil pues la primera jazzista en ganar un Premio Grammy a la Artista Revelación no solo introdujo temas sino que cantó junto al jazzman cubano Bobby Carcassés y tocó el contrabajo maravillosamente.
Spalding se lució con la técnica de pizzicato también mientras actuaba junto a la grandiosa violinista y coterránea Regina Carter, el percusionista cubano Yaroldy Abreu y la vocalista surcoreana Youn Sun Nah, quien cantó muy inspirada el Bésame mucho, de la compositora mexicana Consuelito Velázquez.
Momentos espectaculares fueron todos, por el escenario del añejo teatro pasaron además la saxofonista chilena Melissa Aldana, el guitarrista francés Marc Antoine, el cantante y bajista camerunés Richard Bona, el pianista chino A Bu, el trompetista alemán Till Bronner y el japonés Takuya Kuroda.
El compositor brasileño Ivan Lins deleitó con su estilo y, por la parte cubana, William Roblejo, Eduardo Sandoval, Pancho Amat, Barbarito Tórres, Yasek Manzano, Oscar Valdés, Orlando Valle (Maraca), Cesar López, Alexander Abreu y otros estelares.
De Estados Unidos llegaron el cantante Kurt Elling, los saxofonistas Kenny Garret y Antonio Hart, el baterista Carl Allen, los bajistas Marcus Miller y Ben Williams, el pianista Christian Sands, la vocalista Cassandra Wilson y hasta el legendario productor Quincy Jones subió a la escena a animar el espectáculo.
Igualmente, se unieron a la celebración el pianista libanés Tarek Yamani y el tunecino Dhafer Youssef, laúd en mano y su tradicional sonido del mediterráneo.
Cada unión de músicos podía considerarse suceso de primer nivel, hubo mucha calidad esta noche, y sobre todo un gran respeto a la música cubana, al jazz afrocubano y a la ética propia del jazz, basada en la cooperación, para el entendimiento y el disfrute compartido, eso primó.