Por Marlene Montoya
La Casa Museo Frank País García, de carácter memorial biográfico, en la ciudad de Santiago de Cuba, acerca a los visitantes a la vida de un joven excepcional, con cualidades de organizador para las luchas, el magisterio, la pintura y la música.
Frank fue a residir a esa vivienda, con cinco años, junto a su madre Doña Rosario y sus dos hermanos menores que él, en 1939, al abandonar la casa pastoral por el fallecimiento de su padre, el reverendo Francisco País.
La humilde morada, ubicada en San Bartolomé 226, entre Habana y Maceo, donde transcurrió su infancia y juventud y nacieron las ideas de libertad, fue testigo de reuniones de luchadores clandestinos y de escondite de armas, documentos y dinero para la causa.
Declarado Monumento Nacional, el museo conserva las habitaciones de Frank y Josué y la sala, todos con el ambiente familiar, donde aparecen fotografías, el piano que Doña Rosario tocaba en la iglesia Bautista e instrumentos musicales de Frank, como el armonio y el acordeón.
Igualmente, el tocadiscos que llevaba consigo cuando cambiaba de escondite en la clandestinidad y en el cual escuchaba música de su preferencia, como religiosa, mexicana y zarzuelas.
También la mascarilla mortuoria tomada al combatiente antes de recibir sepultura en el cementerio Santa Ifigenia, por la escultora y profesora de Dibujo de la Universidad de Oriente, Olga Maidique.
Al morir Frank y Josué País, con solo un mes de diferencia, la madre abandonó la vivienda para instalarse en una ubicada en la calle San Carlos.
La casa de San Bartolomé fue convertida en museo el 30 de noviembre de 1964, para perpetuar la memoria de esa familia de héroes y de la madre, que pudo con valentía sobreponerse a la pérdida de dos de sus hijos.
Un importante trabajo con la comunidad y escuelas realizan los especialistas del museo para que las nuevas generaciones conozcan la historia de esos héroes.
(Tomado de la ACN)