Virulo: “No vivo complaciendo a un público ni una tendencia”

بقلم: Pedro Manuel Otero
2017-08-07 10:31:21

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por Elizabeth López Corzo

Alejandro García, “Virulo”, sigue siendo un maestro del humor cubano.  Uno de esos humoristas que conoce el punto exacto de confluencia entre diversión e inteligencia.

Alejandro García “Virulo” sigue siendo un maestro del humor cubano, que es como ser un eterno observador o un analista de nuestra realidad. Así son los buenos humoristas, lo que no pretenden arrancarnos la risa con frases vulgares o chistes gastados, sino los que hablan espontáneamente de lo que les rodea y conocen el punto exacto de confluencia entre diversión e inteligencia.

Su más reciente álbum “Cuba sí, yanquis ¿qué?” (EGREM 2015), solo por el título tan oportuno seguramente será arrasado de las tiendas de discos de música. Y cuando la gente lo escuche y se riegue la voz, este correrá rápidamente por nuestras memorias flash y quemadores porque es un producto delicioso, dedicado exclusivamente a hacernos pensar y ser felices.

La inventiva de los cubanos, las situaciones surrealistas que suceden en nuestra isla, la gracia que tenemos para sobrevivir en medio de los problemas y muchos más son algunos de los temas cantados por Virulo en este fonograma.  Virulo, quien lleva más de 40 años haciendo humor, siempre saca una carta bajo la manga que nos sorprende, de pronto aparece una nueva oportunidad para la carcajada.

Durante la presentación de “Cuba sí, yanquis ¿qué?” este martes, en el Pabellón Cuba, conversamos con Virulo:

Este es un disco que llega después de un tiempo de no grabar en Cuba. Es diferente porque trata el tema de las relaciones Cuba-EEUU o es más de lo mismo de Virulo?

Yo no puedo dejar de ser Virulo. Hablo como lo he hecho siempre en toda mi vida. Cada disco es un hijo nuevo. “La historia de Cuba” fue una cosa, en México hice unos 15 discos de distintos tópicos. Últimamente he estado realizando discos de presentaciones en vivo y este de ahora es un álbum de estudio. Es diferente.

Ya tengo terminado otro más, “Por la izquierda”, es sobre Cuba. También lo haré desde México. La idea de hacerlo allá viene de las posibilidades para que este circule pues esa disquera tiene convenio con Amazon y esa es una vía para su comercialización. Ya el disco como producto físico no funciona como antes, las redes digitales lo colocan rápidamente en todas partes del mundo. También licenciaremos el disco para Cuba.

¿Los que escuchen “Cuba sí, yanquis ¿qué?” encontrarán canciones de humor político o hay algo más?

Hay algunas cosas personales en este álbum, pero cuando lo escuchen comprobarán que todos los temas están relacionados con la idea de Cuba sí, yanquis ¿qué?

Decía el director del Centro Promotor del Humor, Kike Quiñones, que en Cuba es muy difícil desligar el humor de la política. En su opinión, ¿el humor que se hace hoy en Cuba está teniendo un resultado feliz?

Creo que en este momento el humor cubano depende de lo económico. El público que quiere consumir un humor más inteligente, reflexivo, refinado, político… no tiene dinero para ir a los centros nocturnos donde actúan los humoristas.

En Cuba vivimos una pirámide invertida, los que tienen dinero aquí no son precisamente los más inteligentes o preparados. Yo soy arquitecto y veo cómo viven mis amigos, que, son gente de respeto, con doctorados, pero pasan mucho trabajo para vivir. Eso influye en el teatro, en la cultura, en el consumo.

¿Virulo también hace espectáculos en centros nocturnos que cobran en cuc?

No tengo esa necesidad porque hago mis espectáculos fuera de Cuba. Si no tuviera la agenda que tengo en el extranjero, sí tendría que actuar en centros nocturnos, y no sé cómo me iría. No creo que me iría bien.

¿Va usted a ver actuar a los otros humoristas cubanos?

Sí. Acabo de estar en el Aquelarre. Hay cosas que me gustan, otras me molestan, algunas parecen sobrevaloradas, como el costumbrismo que ya había superado en mi época.

Recuerdo que en mis tiempos los humoristas querían parecerse a Les Luthiers, a Woody Allen. Los de ahora quieren parecerse a Alexis Valdés. Y con todo mi respeto y cariño Alexis no tiene ese nivel, aunque él es mi amigo.

Muchos humoristas hoy lo que quieren es ganar dinero. Realmente eso es válido, todos queremos ganar dinero. Pero en mi época eso no era lo más importante.

Independientemente del dinero un humorista tiene que actuar a partir de su pasión, ¿no?

Un profesional sabe cómo hacerlo, pero ¿en función de qué?

¿En función de qué lo hace Virulo?

Yo hago humor en función de lo que yo pienso. Por suerte tengo mucho público en el extranjero, es un público que paga bien. Por ejemplo el espectáculo que hicimos aquí en Cuba con Ernesto Acher (ex Les Luthiers) lo hemos llevado por varios países. Mis conciertos en el extranjero los vendo para un público de profesionales, son gente que me recuerda al público que había aquí en Cuba.

¿Y cómo recuperar entonces ese público cubano que le gusta a Virulo?

Creo que donde único se puede recuperar es en los teatros. Me gustaría mucho presentar este disco en un teatro, pero no me han dicho nada sobre eso. Yo llevo seis años en Cuba tratando de hacer una gira nacional y no lo he logrado. Por falta de interés mío no ha sido porque cuando lo he intentado me he topado con una red que me ha obstaculizado. He hablado con las instituciones y cuando ven que no hay “nada más” no me concretan nada. Y eso que se trata de mí que soy respetado y querido en mi país.

¿Cuánto cambia un show hecho en Cuba con respecto a los que hace en el extranjero?

No cambia en nada. Yo trato de hacerlos iguales. Mi obra es universal. “Cuba sí, yanquis ¿qué?” es un espectáculo que ya he hecho en México. Tanto esa canción como el resto del disco se entienden perfectamente en cualquier país porque tiene que ver con aspectos humanos. No somos tan distintos del resto del mundo.

Virulo siempre ha logrado conectar con el público cubano porque ha sabido extraer de la sociedad asuntos que nos hacen reflexionar y reír. Eso es un don que no todos poseen, ¿cuál es el secreto de Virulo?

Eso es un misterio para mí. Yo trato de ser espontáneo, de decir lo que pienso y lo comparto con la gente. Siempre digo que quiero un público que sea mi cómplice.

Después de tantos años dedicándose a hacer reír a los demás, ¿podría decir que usted es un hombre feliz?

Bueno, yo me divierto mucho. Tengo 60 años y me he divertido mucho en mi vida. Empecé esta carrera muy joven y he tenido la suerte de poder vivir de ella, eso ya es una dicha. No vivo complaciendo a un público ni una tendencia, me complazco a mí mismo. Trato de ser consecuente conmigo y trato de que lo que digo me haga feliz a mí primero. Si no estoy convencido de lo que voy a decir, cómo podría hacer felices a los demás. (Tomado de Cuba sí)



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