La Habana, 23 ago- Las parrandas de barrio son consideradas hoy entre los festejos más arraigados en la tradición popular en la región central de Cuba, por eso son reconocidas como Patrimonio Cultural de la nación.

Los habitantes del municipio de Chambas, al noroeste de la provincia de Ciego de Avila, recién celebraron sus fiestas con el enfrentamiento fraternal entre los barrios La Narcisa y su símbolo el Gavilán, y Norte, representado por el Gallo.

Colorido, música, derroche de creatividad, fantasía y buen gusto estético mostraron con gran pasión los chamberos para celebrar los 82 años de la llegada de los festejos al terruño.

Cada barrio con su conga, majestuosa carroza, fuegos artificiales, adornos multicolores, pancartas y su símbolo, ocupó un espacio en la principal calle de la localidad para hacer sus trabajos de plaza ante el conglomerado público.

Las carrozas confeccionadas de forma artesanal por integrantes de las barriadas, sobresalían por sus colores, exuberantes adornos y la excelente iluminación, cuyos juegos de luces estimulaban el atractivo visual.

Muchachos y muchachas como protagonistas de las esculturas gigantes, exhibieron atuendos y elegantes trajes, acorde al personaje que representaban en la leyenda.

Importante en los festejos fueron la pirotecnia y los contagiosos changüíes, que llevaban implícito diversas iniciativas, aunque siempre conservan la conga como baile representativo.

Como instrumentos emplean la reja y el tambor, tumbadoras, bongoes y tubos de metal, para lograr un sonido básico peculiar y mantener el ritmo.

Los tres elementos: la carroza, la conga y la pirotecnia son fundamentales en la parranda de barrios y constituyen un valioso patrimonio cultural de estas porfías amistosas, que se trasmite de generación a generación.

En Cuba, las parrandas han devenido en un símbolo de la identidad y memoria histórica de algunas comunidades, y se les considera una de las prácticas culturales más enraizadas y con amplia participación popular.

(PL)