por Fidel Manzanares Fernández
La Habana, 28 nov- Hace un siglo Cuba mantenía una economía mono exportadora dependiente de la industrialización del sector azucarero, que, no obstante sus limitaciones, propició el nacimiento de obras constructivas y patrimoniales como el Batey Jaronú, a 80 kilómetros al noroeste de la ciudad de Camagüey.
El pasado 9 de septiembre la furia del huracán Irma dañó más del 90 por ciento de la infraestructura de la localidad, afectaciones extendidas al central Brasil, que, tras un proceso de remodelación, logró volver a la molienda la pasada zafra; sin embargo, el reciente evento meteorológico afectó grandemente a su comunidad de cerca de 8 500 habitantes.
Con la misión de rescatar los valores patrimoniales de edificaciones inspiradas en la arquitectura norteamericana, fundamentalmente del sur de Estados Unidos -la cual a su vez reproduce elementos de construcciones alemanas-, la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey (OHCC) trabaja en la recuperación de la infraestructura del centro de la localidad, conformado por 18 manzanas o bloques.
'Este proceso no incluye solo el batey, pues además apoyamos las labores constructivas en los barrios aledaños que tributan y dependen de él', explicó a Prensa Latina el director de la OHCC, José Rodríguez Barreras.
'La tarea es recuperar la infraestructura pensando en el mañana, pues hablamos de una población envejecida, con cerca del 30% de las personas mayores de 60 años', añadió.
La premisa de la institución es proteger el patrimonio a partir del mantenimiento de la arquitectura del batey y para ello diversas brigadas laboran en la recuperación y el reciclaje de materiales para mantener la tipología original de los techos.
Rodríguez Barreras explicó que también se pretende concienciar 'a la población sobre la necesidad de preservar los valores urbanísticos'.
Se materializan en la actualidad el mejoramiento del fondo habitacional, la eliminación de cuarterías, la construcción de viviendas y de establecimientos de servicios, el tratamiento de las áreas verdes y los espacios públicos, y la rehabilitación de edificios multifamiliares.
El poblado contará además con nueva sala de rehabilitación, farmacia y hogar de ancianos, espacios priorizados por el sistema de salud que garantiza de forma gratuita el Gobierno cubano.
El batey, cuyo sector residencial fue diseñado desde su fundación en 1921 con viviendas de diferentes tipologías, según los estratos sociales de la época, actualmente experimenta nuevos aires, que ratifican su condición de Monumento Nacional, desde hace casi una década.
'Sabemos que la vida en un lugar como este gira alrededor de lo que acontece en el central; su gente trabaja en él, así que se transpira una cultura muy propia, con una identidad transmitida de generación en generación; y por ello no queremos que sea mero trabajo paisajístico. Pretendemos propiciar facilidades con diversos servicios sociales más allá del tradicional periodo de zafra', explicó el máximo responsable de la OHCC.
Por tal motivo, distintas instituciones estatales se enfocan en la remodelación total de este Consejo Popular perteneciente al municipio de Esmeralda, el que, según especialistas, debe triplicar en el corto plazo su número de habitantes, quienes podrán disfrutar de varias zonas wifi en parques y áreas deportivas, y en centros recreativos y de esparcimiento.
Los movimientos y remodelaciones en la infraestructura de la zona se encuentran bajo la jurisdicción de especialistas de la dirección de Plan Maestro y Gestión de la OHCC, con el objetivo de preservar la 'sobria y modesta arquitectura que lo diferencia de otros bateyes, por el empleo de la mampostería y la teja francesa, así como de elementos decorativos típicos', expresó el especialista Kadir Agramonte.
'Todas las construcciones están enmarcadas por frontones donde se resalta un escudo a relieve característico de Jaronú, al igual que las molduras que se desarrollan en los lados de los vanos de las puertas y ventanas, una decoración que fue lograda a base de ladrillos salientes, los que en combinación de forma zigzagueante le dan elegancia a las edificaciones', añadió.
El crecimiento del apartado turístico extiende las fronteras de la ciudad de Camagüey, cuyo Centro Histórico fue declarado por Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Además de la Playa Santa Lucía, también hacia el norte, se le suma el Batey Jaronú, cuya condición geográfica será como puente de tránsito hacia cayo Cruz, donde se ejecuta hoy el proyecto hotelero más importante de la mayor provincia de Cuba, con más de 16 mil kilómetros cuadrados.
Distante 50 kilómetros de la comunidad esmeraldense, cayo Cruz, un sitio de hermoso litoral, próximamente tendrá listo su primer hotel, Quebrada 17, y recibe ya los mayores focos de atención de tour-operadores, firmas hoteleras y empresas cubanas y extranjeras que invierten en la zona.
Semejantes cambios requieren el completo mejoramiento en infraestructura técnica, como electricidad, transporte, comunicaciones, acueducto, alcantarillado, servicios de telefonía pública, drenaje pluvial, viabilidad, mediante una inversión sin antecedentes en sus predios.
Dichas mejorías propician que el Batey Jaronú reciba un número creciente de visitantes foráneos, quienes disfrutan, a su vez, del ecoturismo, una modalidad patrocinada por la Empresa Nacional para la Protección de la Flora y la Fauna, la cual aprovecha los atractivos naturales con actividades de recreo como el senderismo y el turismo de aventura.
A casi un siglo de su fundación, Jaronú resurge como uno de los diamantes más importantes para la historia regional, la cultura, y el desarrollo socio-económico de Camagüey, para lo cual vuelve a brillar al norte del territorio.
(PL)