Rosa La Bayamesa: La furia de un huracán

بقلم: Nuria Barbosa León
2018-05-22 19:42:29

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Por: Guadalupe Yaujar Díaz

La primera escultura ecuestre de una mujer en Cuba en el parque monumento dedicado en la oriental ciudad de Bayamo a Rosa Castellanos Castellanos, La Bayamesa (1) rinde homenaje a esta mujer de cuna esclava, quien entró en la historia como heroína.

Rosa nació en el poblado El Dátil, en la oriental Bayamo en 1834, y llevaba el apellido de la familia a cuyo servicio estaban sus padres. Al ser liberada en 1868 se va a una prefectura mambisa de la Sierra Maestra para a curar enfermos y heridos, coser ropas...

Una pieza fundida en bronce y seis metros de alto evocan la mambisa acompañada de machete desenvainado, sombrero de yarey, turbante y elementos alegóricos a las labores que desempeñara como enfermera.

Esta imponente estatua ecuestre, inaugurada en marzo de 2002 deviene escenario propicio para recordar a la mujer que tuvo sus primeros actos de rebeldía al servicio de la Patria al integrar el Ejército Libertador desde el inicio de la guerra de 1868 que silenció la explotación colonial española en la isla.

 

Esta valerosa mambisa, una mujer alta y fuerte, se destacó como una hábil enfermera, y creadora de hospitales en plena manigua durante las guerras de 1868 y 1895, al tiempo que empuñó el machete y el fusil, con gran destreza en sus incursiones guerreras.

De Camagüey y su valiosa labor se hizo leyenda y comenzó a ser llamada Rosa La Bayamesa como una forma de diferenciarla por su lugar de nacimiento.

Por su bravura en el combate se ha dicho que al empuñar el machete tenía la furia de un huracán y que era una experta en el manejo de las armas de fuego.

Aprendió, además, el manejo del rifle, como antes el machete, y era una tiradora certera cuya participación en múltiples combates.

 

Se cuenta que el propio Mayor General Máximo Gómez puso a su disposición 12 hombres para que la secundaran en el hospital de Santa Rosa, ubicado en la prefectura de Najasa, pero que ella solo aceptó a dos, para que el resto siguiera combatiendo.

 

Era excelente cocinera y cortadora de caña, y conocía y empleaba las yerbas del monte para preparar medicamentos y curar heridos. De su andar por los montes adquirió los conocimientos sobre la flora tradicional cubana así como de los signos más característicos de las enfermedades de la manigua.

 

Aprovechó siempre la fabricación de medicamentos en la curación de los enfermos y simultaneó su labor de enfermera con la de combatiente, como las sangrientas contiendas de Palo Seco y El Naranjo.

 

Se conoce que el propio Gómez, al visitarla en el rústico hospital, en que ejercía su asistencia en 1873, elogió su labor y le dijo: Yo he venido con mis ayudantes expresamente para conocerte. De nombre ya no hay quien no te conozca por tus nobles acciones y los grandes servicios que prestas a la patria.”
Rosa le respondió con su habitual modestia al bravo guerrero:

 

“No general, yo hago bien poca cosa por la Patria. ¿Cómo no voy a cuidar de mis hermanos que pelean?, ¡pobrecitos! Ahí vienen luego que da grima verlos, con cada herida y con cada llaga, ¡y con más hambre General!; yo cumplo con mi deber y de ahí no me saca nadie”

En junio de 1896, en el sitio conocido por Providencia de Najasa, Rosa es recibida por Gómez, quien tras estrecharla en fraternal abrazo le otorgó los grados de capitán del Ejército Libertador de Cuba, única mujer que llegó a ostentarlos en toda la epopeya.

 

Fue a propuesta del propio Gómez y del Presidente de la República en Armas, Salvador Cisneros, que le fue otorgado el grado de Capitán del Ejército Libertador. (2)

 

El Poeta Nacional de Cuba, Nicolás Guillen, escribió de esta capitana amiga de su padre: “Llevaba sus insignias con el mismo decoro, con igual propiedad, que el más valiente de los hombres”.

 

(1) Enferma de una afección cardiaca y en el anonimato que la sumió la seudo república, a duras penas el Ayuntamiento le aprobó un crédito de 25 pesos mensuales como socorro, el 4 de septiembre de 1907, a veintiún días para su fallecimiento en la ciudad de Camagüey, el 25 de septiembre.

 

(2)No se sabe con precisión la fecha exacta en que Gómez le impuso los grados de capitana



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