El cañaveral es como una casa

بقلم: Lorena Viñas Rodríguez
2018-06-30 12:08:48

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Fotos: Yaciel Peña de la Peña

Por: Laurencio Gómez

Las Tunas, 30 jun (RHC) El día comienza mucho antes de las seis de la mañana para Yamila Pérez Rodríguez, la machetera, porque es a las seis a la hora que sale de su casa hacia el campo de caña, cuando el sol asoma y sus fuerzas para trabajar están totalmente renovadas.

De Santa María 10, en el Junco, comunidad que pertenece al municipio de Jesús Menéndez, en el norte de la provincia de Las Tunas, es Yamila, una mujer que era ama de casa y hace 17 años comenzó a ayudarle a su esposo en la caña, y allí se quedó, como ella misma dice.

“Un día estábamos cerca de la casa y le dije a mi esposo: Llévame una mocha que me voy, y me gustó”; cuenta mientras hace parecer que las casi dos décadas de trabajo realmente no son nada, porque se acuerda de aquel primer día con una nitidez extraordinaria.

Junto a los 48 hombres que conforman la brigada de siembra, corte de caña, y limpieza de los surcos, ella labora hasta que el Astro Rey se pone en lo más alto, coge un descanso para almorzar, se acuesta en un plantón y luego continúa hasta las cinco de la tarde, experiencia diaria que la han convertido en una completa obrera agrícola.

Comenta que otras féminas de su comunidad han querido también convertirse en macheteras, pero a algunas les hacen alergia las espinas y por eso actualmente solo ella se desempeña en esta labor.

“Me pongo mucha ropa, dos camisas, un pulóver, pantalón; a mí las espinas no me entran, no tengo ni un rayazo en el cuerpo, y es por eso, porque no me entran”.

Pérez Rodríguez es miembro del Comité Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas, y fue delegada al XIX Congreso de esa organización, en su opinión una experiencia inolvidable, “donde yo vi realmente el impacto de mi faena, hice amistad con mujeres de toda Cuba y aún mantengo la comunicación con ellas”.

“A la Federación le debo mucho, porque gracias a ella he podido compartir mi experiencia con cubanas de casi todas las provincias y hacerles saber que ser machetera, o hacer cualquier otro trabajo que no es muy común entre mujeres, nos hace más fuertes y nos ayuda a abrirnos camino en la sociedad”.

“En la casa nos compartimos muy bien las tareas, porque realizamos una labor muy fuerte y llego muy cansada; la verdad es la única manera en que concibo la familia y el trabajo, en equipo siempre todo es mejor”.

Es tanto el amor que siente por su faena diaria que siente que se dedica a la agricultura como si fuese una herencia familiar, como si siempre hubiera estado destinada a hacerlo.

“Yo tenía una tía que era obrera agrícola, pero creo que salí a mi abuelo, él mismo decía que yo era igualita a él porque también le fascinaba picar caña”, dice sonriente convencida de que la brigada no sería lo mismo sin ella.

Yamila sabe que no solo imagina su futuro picando caña, sino que hasta que ya no tenga fuerzas lo seguirá haciendo, porque sin dudas gracias a este trabajo se ha convertido en una mujer más fuerte y útil, y su rutina diaria es su vida prácticamente y como ella dice, "siento que el cañaveral es como mi casa.

“Si pudiera enviarles un mensaje a todas aquellas que todavía piensan que hay trabajos para hombres y otros para mujeres -como tantas veces he escuchado- les diría que la realidad es todo lo contrario, que nosotras somos capaces de desempeñar cualquier labor que nos propongamos, que lo que puedan hacer lo hagan porque solo traerá beneficios a sus vidas”.

Como esta mujer, otras tantas en la provincia de Las Tunas desarrollan labores poco tradicionales para las féminas, trabajan como camioneras, operarias de grúas, de equipos pesados en la vía o en la construcción, herederas de Vilma Espín y de Celia Sánchez, que representan sin dudas la valía de la mujer cubana. (Fuente:ACN)



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