La celebración este viernes 3 de agosto del Día Mundial de la Cerveza tiene para Cuba una significación cargada de turismo por un lado y por el otro de las recomendaciones médicas de beber con moderación.
Este es un país con fuertes tradiciones productivas cerveceras, y un reconocimiento de sus lúpulos por parte de entendidos de todo el planeta, de ahí que esta jornada tiene una connotación indudable, no solo para los bebedores, sino sobre todo para los productores.
El Día Mundial de la Cerveza se celebra el primer viernes de agosto de cada año, desde 2007, y significa además del festejo por su consumo, la dedicación a la industria, a quienes la sirven en bares, restaurantes y cafeterías, y motivo para compartirla entre amigos.
La cerveza es una de las bebidas fermentadas más antiguas de la humanidad y también una de las más valoradas, de ahí tal efemérides que comenzó en un pequeño bar de Santa Cruz, California, Estados Unidos, y rápidamente se extendió por todo el mundo.
Tal celebración es cada vez más popular debido a que se trata de una de las bebidas alcohólicas más consumidas en el orbe, con un origen que se remonta al nacimiento de la civilización misma, hace unos 12 mil años, con fuerza en el mundo faraónico del antiguo Egipto.
Pero en Cuba este producto tiene también una fuerte historia, pues la primera cerveza entró a la isla por el oriente, cuando venía de contrabando desde Jamaica, pues no es hasta 1762, con la toma de La Habana por los ingleses, que se importaría de manera legal.
La cerveza cubana propiamente nació en 1841 cuando Juan Manuel Asbert y Calixto García empezaron a producirla en una fábrica en la calle San Rafael esquina a Águila, en la capital.
Trataron de elaborarla con el jugo de la caña de azúcar, que sustituiría a la cebada europea, pero el intento fue un fracaso y, a partir de ese momento, los criollos se contentaron con embotellar el líquido que llegaba en barriles desde el exterior.
Así hicieron hasta 1883 cuando se instaló en la ciudad matancera de Cárdenas (occidente) una fabrica para producirla.
No duro mucho tiempo, pero en 1888 el alza de los impuestos sobre las importaciones aconsejó a los negociantes del patio su elaboración en Cuba, surgía así en Puentes Grandes (La Habana) La Tropical, primera cerveza cubana.
De un producto de baja calidad, las cervezas cubanas entre ellas las conocidas Hatuey, Cristal y Polar, evolucionaron hasta convertirse en renglones de alta calidad que eran sumamente demandados, y emulaban con los extranjeros (hoy sucede lo mismo).
En la actualidad se conserva la calidad y existen las marcas Bucanero, Cristal, Tínima, y Mayabe, que reclaman los visitantes extranjeros que llegan a este archipiélago.
Los orígenes están en un determinado pasado, pues en 1888 se fundó en La Habana la llamada Nueva Fábrica de Hielo, articulada poco después a la factoría de Puentes Grandes para las cervezas.
Allí comenzó a elaborarse La Tropical, bajo propiedad de Ramón Herrera Sancibrían, bisabuelo de Julio Blanco Herrera, quien con su tesón logra posteriormente producir el 58 por ciento de la que se elaboraba anualmente en el país, durante los años 50 del pasado siglo.
En sus inicios, las marcas en el mercado eran la cerveza clara La Tropical, La Tropical Oscura Excélsior, la cerveza clara Cristal Palatino, cerveza tipo Múnich oscura Tívoli y la Maltina Tívoli.
La exquisitez de la marca trascendió las costas de la isla para ganar premios en Europa y Estados Unidos. De ahí que tal celebración de hoy tenga buen realce para los productores actuales del lúpulo cubano, herederos de toda una tradición industrial que se agradece.
(Tomado de PL)