Por Marianela Samper

La escena se ubica en la transitada calle Santa Catalina, entre Primelles y Avenida de los Ocujes, en el municipio del Cerro, en La Habana.

Los que llegaban este miércoles 29 de agosto a la parada de ómnibus, en esa dirección, quedaron indignados al ver una tala indiscriminada de árboles que, a juicio de los presentes, atenta contra el medio ambiente.

Todos conocemos que es necesario podar para que no hagan contacto con los cables del servicio eléctrico, y también por medidas de la Defensa Civil en temporada ciclónica (del 1ro de junio al 30 de noviembre, en Cuba).

¿Acaso no existe una norma para los cortes, que permita que los árboles continúen prestando tan importante contribución al medio ambiente y a la población que se cobija en sus sombras, sobre todo en esta calurosa etapa estival?

Existe una Ley de Medio Ambiente que lo debe refrendar, y por estos días los cubanos analizan el Proyecto de Constitución que en su artículo 13, inciso H, expresa entre los fines esenciales del Estado “proteger el patrimonio natural, histórico y cultural de la Nación”.

Entonces, apelamos a la conciencia ambientalista y social de quienes intervienen en la necesaria labor de podar los árboles, para que no suframos con el desolador paisaje de troncos desnudos, con lo cual mutilan sus funciones naturales y restan belleza a una localidad.