Por: Guadalupe Yaujar Díaz
Este día nace en Camagüey, el sabio médico cubano Carlos Juan Finlay Barrés, quien realizó el mayor descubrimiento científico de la medicina tropical: la transmisión de enfermedades por medio de un vector biológico, el mosquito Aedes aegypti, con lo que salvó a la humanidad del azote de la fiebre amarilla.
Por ello, se le consideró "Benefactor de la Humanidad". Es uno de los microbiólogos más importantes de la historia universal de la Medicina.
Para honrar su memoria cada tres de diciembre se celebra en Cuba el Día de la Medicina Latinoamericana, en coincidencia con el natalicio del sabio cubano.
Finlay nació un martes del último mes de 1883, hijo del matrimonio integrado por el escocés Edward Finlay Wilson y la francesa Marie Elizabeth de Barres de Molard, residentes en la villa de Puerto Príncipe, hoy Camagüey.
El niño, devenido científico, 47 años después proclamaría su teoría de la transmisión de enfermedades de un sujeto enfermo a otro sano por vectores biológicos chupadores de sangre.
Desde 1762, la fiebre amarilla era endémica en Cuba, donde cobró cientos de vidas humanas. En sus investigaciones médicas concluyó el científico que entre un sujeto infectado y otro sano, había un agente independiente que la transmitía, y fue capaz de identificar a ese vector biológico.
También creó el método experimental de producir formas atenuadas del mal en los seres humanos, lo que, además de permitirle comprobar la veracidad de sus concepciones y descubrimientos, le posibilitó estudiar los mecanismos inmunológicos de las enfermedades infectocontagiosas.
Por otro lado, formuló las reglas básicas para erradicar al mosquito, que todavía se aplican como medida preventiva, con lo que dio inicio al procedimiento sanitario social conocido como lucha anti vectorial.
Su victoria quiso ser escamoteada por los Estados Unidos para favorecer al norteamericano Walter Reed, quien presidió, en 1901, la cuarta comisión estadounidense que vino a Cuba con la intención de demostrar in situ que la fiebre amarilla tenía un origen bacteriano y que, por tanto, Finlay estaba equivocado.
El XIV Congreso Internacional de Historia de la Medicina, celebrado en Roma en 1954, ratificó a Finlay como el único descubridor del agente trasmisor de la fiebre amarilla y la aplicación de su doctrina en el saneamiento del trópico.
Finlay fue propuesto siete veces para el Premio Nobel de Medicina, pero los Estados Unidos siempre se opusieron. En la década del 50, se esclarece la verdad histórica y se instaura el Día de la Medicina Latinoamericana en reconocimiento al cubano.
El 25 de mayo de 1981 la UNESCO instituyó por primera vez el Premio Internacional Carlos J. Finlay para reconocer avances en Microbiología, e incluyó al sabio en su revista como uno de los seis microbiólogos más destacados de la historia mundial.
Un día como hoy Cuba, reconocida por sus notables aportes de solidaridad y cooperación médica en la región y otras latitudes, celebra la fecha con regocijo y el deber solidario cumplido.
La Mayor de las Antillas dispone de cientos de miles de colaboradores que desempeñan esta noble profesión en la salvación de vidas humanas en las más intricadas regiones del orbe.