Por: Joel Michel Varona

La Habana, 5 dic (RHC) El combate de Alegría de Pío, acontecido hace 62 años, reforzó la convicción de los cubanos de conquistar su independencia.

Esa acción fue protagonizada por el incipiente Ejército Rebelde, formado por los expedicionarios que desembarcaron liderados por Fidel Castro el 2 de diciembre en el yate Granma.

Las fuerzas de la dictadura de Fulgencio Batista atacaron a los revolucionarios de manera sorpresiva, en ese lugar ubicado en la actual provincia oriental de Granma.

De acuerdo con apuntes históricos, la presencia del yate fue denunciada, y tropas de la tiranía se movilizaron hacia la región, mientras que aviones de guerra sobrevolaban la zona.

En esas condiciones, en la mañana de un día como hoy pero de 1956, los 82 expedicionarios del Granma estaban acampados en la orilla de un cañaveral, en un lugar conocido como Alegría de Pío.

Allí se preparaban para descansar del extenuante recorrido tras el desembarco desde los mangles cenagosos de playa Las Coloradas.

Poco después del mediodía se escucharon los primeros disparos, generalizándose de inmediato un cerrado tiroteo.

Los expedicionarios fueron sorprendidos por el enemigo, y bajo el intenso fuego, se dispersaron. En medio de la confusión y la balacera fueron inútiles todos los intentos por reagruparlos.

Momentos antes del ataque enemigo algunos grupos de los revolucionarios tranquilamente cortaban y comían caña de azúcar, y fueron localizados con exactitud por la fuerza aérea.

El fuego intenso del Ejército de Batista fue combinado con frecuentes llamadas para que los sitiados se rindieran, y en aquellos instantes se oyó la voz del capitán Juan Almeida Bosque cuando dijo “Aquí no se rinde nadie...”

Ningún combatiente se rindió, lo que da una idea, en aquellos momentos de gran peligro, de la moral que tenían y su disposición de ofrendar sus vidas por la independencia de Cuba. (Fuente: PL)