Por: Yuslaime Puig Rodríguez

La Habana, 6 abr (RHC) Lo que hoy conocemos como Museo de la Revolución se comenzó a erigir en el año 1913, y fue concebido en sus inicios para acoger al gobierno Provincial de La Habana.

Sin embargo, la entonces primera dama de la República, Mariana Seva, esposa del presidente Mario García Menocal, cambió el destino final del inmueble, al proponer que fuera la sede del Poder Ejecutivo en el país, por sus características arquitectónicas y la maravillosa perspectiva visual que ofrecía.

Cuentan que el costo de la obra rebasó el millón y medio de pesos, cifra superior al presupuesto original.

La majestuosa construcción de características eclécticas, dada la confluencia de elementos representativos de varios estilos arquitectónicos, fue toda erigida con piedra blanca labrada de Capellanía, mientras que para sus pisos y la escalera principal se utilizó el preciado mármol italiano de Carrara.

Un edificio monumental para los revolucionarios

Al triunfo de la Revolución, en los primeros días de enero, el comandante Camilo Cienfuegos entró al entonces Palacio Presidencial e informó que el destino del edificio estaba desde ese momento en manos de todos los cubanos y no en la pandilla de ladrones y corruptos que lo ocupaban.

Durante la entrada de la Caravana de la Libertad a La Habana, el Comandante en Jefe Fidel Castro hizo una parada en el Palacio y se dirigió a la multitud que lo aclamaba.

En sus palabras aludió al pasado del edificio y a la necesidad de cambiar su imagen; desde entonces fue un centro importante de las actividades revolucionarias.

En ese emblemático sitio de La Habana, ciudad que cumple este año 5 centurias, nuestro líder asumió el cargo de Primer Ministro y desarrolló el proceso de Nacionalización de las empresas privadas para entregar al pueblo lo que le pertenecía. (Fuente: Radio Reloj)