Por: Matilde Salas
La Habana, 27 may (RHC) Mirta Aguirre Carreras, valerosa mujer que dedicó gran parte de su vida a luchar por las causas justas en Cuba, el país donde nació el 18 de octubre de 1912.
Por su activa participación en diversas tareas revolucionarias, tuvo que irse al exilio cuando el dictador Gerardo Machado validó la prórroga de poderes y arreció la represión contra quienes -a pesar de ser muy jóvenes- deseaban vivir en una nación libre de la opresión de los servidores del imperio.
Mirta Aguirre estuvo 3 años en México y en septiembre de 1933 integró el Comité Pro-Mella, que tenía la orientación de traer para Cuba las cenizas del líder estudiantil Julio Antonio Mella, quien fue asesinado en ese país por orden del tirano Machado.
Importante obra periodística y combatiente
El grupo fundacional del Comité Pro-Mella, creado en México, estuvo integrado por Mirta Aguirre y otros destacados revolucionarios como María Josefa Villarrueta y su esposo Juan Marinello, quien durante varios años custodió los restos de Julio Antonio Mella en el más estricto silencio.
Vale decir que la activa participación de Mirta Aguirre en el traslado a Cuba de las cenizas del joven líder estudiantil habanero constituyó una de las más bellas páginas humanísticas en las que participó.
Para tratar de preservar su vida utilizó varios seudónimos como Rosa Iznaga, Luisa Robles Garza o Rita Agumerri.
La valerosa intelectual habanera Mirta Aguirre Carreras, poseedora de una fuerte personalidad, dedicada por entero a la labor creadora, legó a las generaciones que le sucedieron una importante obra periodística, literaria y combatiente.
Mirta Aguirre, intelectual revolucionaria
Cuando en enero de 1935 se creó el Comité de Huelga Universitaria, que llamó al pueblo a unirse al paro, también Mirta Aguirre estuvo entre sus integrantes, junto a otros intelectuales cubanos como Raúl Roa, Pablo de la Torriente Brau y Rosa Hilda Zell.
Al año siguiente, Mirta Aguirre ingresó en la Sociedad Lyceum y poco después integró el Consejo de Dirección de su revista.
En esa época también se publicó su primer poemario titulado Presencia Interior, del que dijo la Premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral: No puedo dejar de decirle mis complacencias con su libro, porque otra cosa sería desagradecimiento.
Siendo la seria y tímida persona que es, también sabe jugar. Todas esas primeras poesías, mediocoplas, son grandes aciertos. (Fuente: RadioReloj)