Por: Gardenia Companioni
La Habana, 30 may (RHC) Recorriendo las orillas del río Almendares, bajo el puente de la calle 23, se encuentra el mayor bosque urbano de toda la isla y una de las obras arquitectónicas más importantes de la ciudad.
Inspirado en los paisajes bucólicos del parisino Bosque de Boulogne, el Parque Almendares es el gran pulmón de la ciudad, con un montón de senderos para recorrer.
Hay sombra en casi todo el sitio, de modo que es el lugar idóneo para los días de calor. La vegetación es abundante, con miles de plantas que cuelgan de los árboles tropicales, sobre todo malangas; es como pasar de la ciudad a la selva.
La idea del vergel se remonta a 1912 durante las labores de urbanización que, para La Habana, había diseñado el arquitecto y paisajista francés Jean Claude Nicolás Forestier, quien favorecía la presencia de vegetación y paseos en medio de las ciudades en las que intervenía.
Apreciados tributos
Inaugurado en 1959, el parque ha sufrido en los últimos años una profunda restauración que le ha permitido recuperarse de años de dejadez.
Varios proyectos ambientales y un vuelco turístico han marcado los últimos tiempos.
Además de los nuevos bancos que se han colocado a lo largo del paseo fluvial, cuenta con otros servicios como mini-golf, sala de exposiciones, escenario al aire libre que programa diversas actividades lúdicas y educativas, una zona infantil, alquiler de barcas de remos para surcar el río y apreciar los restos de la Presa El Husillo y los canales del Acueducto de Fernando VII perteneciente a la colonia.
También, varios restaurantes, una cancha de béisbol y hasta un parque temático sobre la edad de los dinosaurios, repleto de reproducciones en piedra a tamaño natural de los monstruosos reptiles. (Fuente: RadioReloj)