Por Raúl García Álvarez
La cuarta villa cubana, Sancti Spíritus, a 350 kilómetros al este de La Habana, cumple este 4 de junio sus 505 años de fundada conservando su patrimonio y creciendo en la modernidad.
Así resumió Alexis Lorente, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, el resultado del trabajo colectivo, entre delegados, Consejos Populares y pueblo, en el último lustro.
La ciudad atesora uno de los centros históricos más originales de la isla y en el que se encuentra la Parroquial Mayor, uno de los recintos de la iglesia católica más antiguos de América. Su fundación data del 1522.
Lorente, diputado al Parlamento cubano, dijo a la agencia Prensa Latina que la preservación de la zona colonial y su reanimación tienen prioridad para seguir aspirando a que la Unesco la reconozca como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
En esta jornada se celebró la Asamblea Solemne, en el Teatro Principal, donde se rindió homenaje a sus símbolos y próceres, así como se reconoció a personalidades que han aportado al desarrollo local.
En el derrotero de la antigüedad espirituana se encuentran la Iglesia Mayor, el Teatro Principal y el Puente Yayabo, sus calles empedradas, viviendas y otros exponentes como balcones, puertas, verjas, llamadores y fachadas de los siglos XVIII y XIX.
Leyendas y décimas mantienen la lozanía del puente sobre el río Yayabo, considerado la única joya de su tipo en Cuba y que espera ser empedrado para como dice el poeta “ver andar por los adoquines al Güije que se sumerge en las aguas del caudaloso”.
Unido al restablecimiento de sus valores auténticos, culturales y sociales se potencia el desarrollo turístico con la participaron de instituciones y las mansiones que sus moradores convierten en filigranas de la época.
Los monumentos nacionales convergen en un pequeño cerro, que por ser una zona prominente, el colonizador colocó el templo católico, acompañado por el puente y el teatro.
Este viaducto que data del siglo XVII es el único de cinco arcos abovedados y apreciado como una de las prendas coloniales del país.
La Parroquial Mayor o Templo del Espíritu Santo fue erigida a inicios del siglo XVI de forma humilde y con materiales dóciles al momento del traslado de la villa a su sitio actual.
Crónicas que se conservan en los Archivos de Indias, aseveran que la población fue fundada en tierras de grandes arboledas, de cedros y ceibas, en llanura fértil, ambiente silvestre de la región india de Magón, muy cerca del rio Tuinucú.
Por diversas razones -ecológicas y de poca riqueza natural- los conquistadores y sus séquitos se mudaron, ocho años después, a las márgenes del Yayabo.
En el siglo XVII con el empleo del embarro y tejas comienza a crearse un centro urbano de gran originalidad, donde dominan las edificaciones de una planta. Las fachadas, con influencias moriscas, parecen sencillas, poco ostentosas, y se multiplican puentes, plazas y plazuelas.
Con ese placer de vivir entre casonas coloniales y calles empedradas los espirituanos celebran el 505 aniversario de la fundación de la villa, donde por primera vez y del rezo y la cólera del padre Bartolomé de las Casas se levantó la voz de la condena a la esclavitud y al maltrato a los indígenas. (Tomado de la revista Bohemia).