Por Aída Quintero Dip
Santiago de Cuba, 25 jul (RHC) Santiago de Cuba cuenta con sitios de notables valores que trascienden más allá de las fronteras locales por constituir patrimonio de la historia y la arquitectura, y entre estos destaca la antigua Escuela Normal para Maestros de Oriente.
Con orgullo los santiagueros conservan ese centro emblemático de la pedagogía cubana, que rebasa la centuria y contó siempre con un claustro de prominentes profesores que marcaron pautas en el campo educacional.
Nombres célebres lo integraron como Max Henríquez Ureña, segundo director y creador en la “Normal” de la biblioteca mejor documentada del Oriente en esa época; además de Camila Henríquez Ureña, Rodolfo Ibarra y Rodolfo Hernández Giro.
Intelectuales y patriotas de aportes significativos a la historia de la Patria en la lucha por la libertad estudiaron en sus aulas, y muchos obtuvieron allí su título de maestro, que - como dijo José Martí- es hacerse creador.
En ese plantel se graduó de maestro el seis de julio de 1953 el joven Frank País García, combatiente y avezado jefe de la lucha clandestina, asesinado por la dictadura de Fulgencio Batista el 30 de julio de 1957.
También de allí egresaron intrépidos jóvenes revolucionarios como Floro Regino Pérez, dirigente estudiantil y político asesinado por la dictadura de Gerardo Machado; y José (Pepito) Tey Saint-Blancard, uno de los mártires del levantamiento armado de Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1956.
Otros que dieron glorias a la Patria se formaron en sus aulas y titularon, entre ellos Alberto Fernández Montes de Oca, el “Pachungo” de la guerrilla del Che, caído en Bolivia; y Rubén Bravo, ultimado en Holguín por el tristemente célebre batistiano Fermín Cowley.
Sobresale la “Normal” como lugar donde se desarrollaban actividades culturales de connotación antes del triunfo de la Revolución; en sus predios dictó una conferencia el reconocido poeta granadino Federico García Lorca en su visita a Santiago de Cuba, y tuvo su velada artística la gran poetisa santiaguera, radicada en Estados Unidos, Eusebia Cosme.
Referencias históricas señalan que en 1899, durante el Gobierno interventor norteamericano, se decide erigir una edificación para este tipo de escuela en la urbe, y escogen áreas de la conocida Loma de Santa Ana, terrenos que pertenecían al Estado y fueron donados en 1900.
En 1902 se inauguró la escuela número 1, modelo que funcionó hasta principios de 1916, cuando el local fue reparado y adaptado para Escuela Normal para Maestros de Oriente, que tuvo su apertura del 10 de octubre de ese año.
Luego de una restauración en 1998, dirigida por el arquitecto Pedro Saro Romero, de la Oficina del Conservador de la Ciudad, el centro fue declarado Monumento Nacional.
Con un acentuado estilo neocolonial, la “Normal” llama la atención, además, por otras razones: está dotada de una arquitectura exclusiva, es única de su tipo en la ciudad, y ubicada en un sitio privilegiado de la urbe, entre las calles Trinidad, calle Nueva y San Jerónimo.
La antigua Escuela Normal para Maestros de Oriente sigue germinando, al convertirse desde hace varios años en la Escuela Pedagógica Floro Regino Pérez, uno de los que honró al centro por sus afanes libertarios; y que curso tras curso egresa maestros primarios con jóvenes que eligieron el noble camino del magisterio. (Fuente: ACN)
