Mazzantini el torero

بقلم: Maria Calvo
2020-05-08 18:20:20

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por María Calvo

De origen vasco y de padre italiano, Luis Mazzantini fue un torero español que triunfó en Cuba en la temporada de 1886-1887. Salió al ruedo por primera vez el 13 de abril de 1884, en Sevilla, donde exhibiría su valor y su elegancia, que tiempo después el público de San Cristóbal de La Habana pudo apreciar.
 
El 14 de noviembre de 1886, miles de fanáticos a las corridas de  toros  se congregaban a lo largo de la costa habanera para saludar al famoso torero Luis Mazzantini y a su cuadrilla que venían a bordo del vapor correo Cataluña, procedente de Cádiz.

A principios del año 1887 la Gaceta de La Habana en la sección de espectáculos anunciaba una gran corrida de toros, en la esquina habanera de Infanta y Carlos III, donde estuvo situada la última plaza importante de toros, organizada por el cuerpo de bomberos del comercio, bajo la dirección del afamado diestro Don Luis Mazzantini.

Durante su estancia en Cuba, el torero estuvo hospedado en el Hotel Inglaterra.

Por esa fecha arribó a La Habana en el vapor inglés Dee, otra celebridad, la excéntrica actriz francesa Sarah Bernhard y su compañía dramática, los rumores sobre las relaciones amorosas del torero con la bella actriz estaban de boca en boca de los habaneros.

Madame Bernhard  se hospedó en el hotel Petit, ubicado al lado de La Chorrera el día de su debut, en el Gran Teatro Tacón el 10 de enero de 1887 con la obra Cittá morta, del dramaturgo Gabriele D’Annunzio, poeta y también su amante, Sarah conoció a Mazzantini.

Se dice que ambos fueron grandes amantes, algunas veces se les veía por la  orilla de La Chorrera donde pescaban o nadaban, otras en el elegante y apartado Hotel Trocha, en el Vedado, donde tenían su escondite. El amor se disipó cuando cada quien regresó a su país.

A ella ciertos modales groseros la caracterizaban hasta llegó a herir la sensibilidad de los cubanos cuando en una función en el teatro comentó: “Los cubanos son indios con levita”.

En cambio Mazzantini no solo cautivó a los fanáticos por su braveza, a él todos lo querían por su simpatía y educación y la generosidad con las instituciones para pobres a las cuales dedicó en varias  ocasiones una parte de los beneficios de una corrida.

La sociedad capitalina se enorgullecía por su presencia en los salones más aristocráticos de la ciudad donde hacía gala de su  amplia cultura y su elegante vestir.

Su nombre se vio en las anillas de una variedad de tabacos, en las tiendas de moda y hasta en la cartelera del teatro Tacón,  como actor dramático en la obra Echar la nave, cuyos beneficios donó al Colegio de niñas desamparadas de Jesús del Monte.

Mazzantini llegó a torear 16 corridas en la temporada 1886-87, su contrato de catorce corridas se alargó  en dos espectáculos más para complacer el deseo de sus admiradores impresionados por su arrojo en el ruedo.

Al marcharse de Cuba fue despedido como un triunfador entre ovaciones y cohetes. Se embarcó para México, donde toreó también con mucho éxito.

Mazzantini abandonó los toros en 1905, para dedicarse a la política. Fue elegido concejal de Madrid y, posteriormente, gobernador civil de Guadalajara y Ávila.

Murió el 23 de abril de 1926 en Madrid. Muchos desconocen que este personaje fue muy famoso en pleno siglo XIX y que desde que estuvo de visita en nuestra isla, quedó para siempre en la memoria de sus habitantes.

Se le consideró un hombre muy valiente en el ruedo, de ahí que siempre que se quería distinguir a alguien por su valor a toda prueba  o cuando los cubanos nos encontramos ante una tarea difícil de realizar solemos decir: “eso no lo hace ni Mazantín el torero” o se decía: “ese es más guapo que Mazzantini el torero”. (Recopilación Internet)

 



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