Manuel García, el Rey de los Campos de Cuba

بقلم: Maria Calvo
2020-05-17 17:13:43

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Manuel García el Rey de los Campos de Cuba

por María Calvo

El bandolero más famoso de la época colonial fue sin lugar a dudas Manuel García, conocido como el “Rey de los campos de Cuba”, robaba a los ricos para luego repartir el botín entre los campesinos pobres.

Manuel García y Ponce de León nació en el poblado de Alacranes, en la provincia cubana de Matanzas el 1ro. de febrero de 1851, hijo de un matrimonio campesino pobre procedente de las Islas Canarias.  

Cuando murió el padre, su familia se trasladó a Quivicán, pero el desarrollo de sus actividades en la región habanera nunca lo limitó de contactos y relaciones con su región natal, donde poseía familiares y amigos que eran colaboradores y protectores de su partido.

A finales de la década de los 70, en medio de un guateque un alcalde de la región se obstinó en bailar con Rosario, su esposa, la muchacha se negó diciéndole que solo bailaba con su marido; el importuno usó frases humillantes por lo que Manuel lo amenazó de muerte. El acobardado funcionario, se escudó en su autoridad y lo envió a la cárcel.

Un día  fue a ver a su madre que ahora vivía con José García Gallardo, un rico hacendado de la zona y viendo que ella era brutalmente golpeada por el amante sacó su afilado machete y lo hirió. El temor de que lo encarcelaran de nuevo lo hizo buscar amparo en el monte donde se vio involucrado en hechos delictivos.

Dicen que se vinculó a la pandilla  de un tal Cristóbal Días, unos escriben que a la de Carlos García, otros mencionan la de Lengue Romero;  lo que si todos coinciden en que Manuel García nunca olvidó su esencia, ni las miserias vividas, ni los abusos de las autoridades. Con el botín obtenido en sus fechorías, aliviaba muchos sufrimientos de las familias pobres que lo aclamaban como el “Rey de los Campos de Cuba”.

Cuando el gobernador de entonces para acabar con el bandolerismo ofrece a los cabecillas el indulto, facilidades para viajar al exterior y una gruesa suma de dinero si cesaban con su conducta, Manuel García se traslada a Cayo Hueso.

El hombre que supuestamente había robado miles de pesos no guardaba nada para sí, para vivir debió buscar empleo en la tabaquería de Eduardo Hidalgo Gato, amigo de Martí.

Para el ex bandolero su contacto con los emigrados revolucionarios hizo que su rebeldía derivara hacia la independencia. En septiembre de 1887 fue uno de los 4 integrantes de la expedición del balandro Dolphin que desembarca por Puerto Escondido, al este de La Habana.

El jefe del grupo muere en combate contra los españoles Manuel asume el mando del pequeño destacamento que pretende crear las condiciones para la guerra libertadora.

A partir de entonces apenas conocerá el reposo. Eludió cuantas celadas le tendieron las fuerzas coloniales gracias a la protección que le brindaron los guajiros, quienes le avisaban de la proximidad de los guardias y lo ocultaban en cuevas y sitios intrincados y le proporcionaban alimentos y pertrechos.

Numerosa tropa le sigue los pasos, vigilaban sus movimientos. Pero García sobresale por su inteligencia natural e intuitiva y lo ayudan sus dotes de organizador y el conocimiento absoluto que tiene del terreno en que se mueve.

Operó en lo esencial en zonas de La Habana y Matanzas. Realizaba asaltos y secuestros y pedía rescate por ellos. Los españoles sabían bien de las ideas y propósitos que lo movían. Todas las víctimas de sus secuestros han sido personas que no profesan tales ideas, que el dinero que obtiene por los rescates se emplea exclusivamente en adquirir armas y municiones y en socorrer a los campesinos”.

Manuel García Ponce "Rey de los Campos de Cuba", temido por los españoles y terratenientes, hacendados ricos, pro coloniales; hacía tiempo estaba preparado para incorporarse a la lucha se alzó con unos cuarenta hombres y emprendió la marcha rumbo a Ibarra

La noche del 23 al 24 de febrero de 1895 se esperó, por órdenes de Antonio López Coloma y Juan Gualberto Gómez, la llegada de García. No llegó y horas después se enteraron por un periódico de que no llegaría nunca.

Manuel García, en efecto, se dirigía a Ibarra, e hizo un alto en la tienda del pueblo de Ceiba Mocha para abastecerse y, en nombre de la República de Cuba, le pidió al dueño, José Fraguera, dinero y las provisiones necesarias para sus hombres.

Cuando se disponían a continuar viaje, llegaban el sacristán de la iglesia de Jaruco Felipe Díaz de la Paz y el guardia civil del mismo pueblo Vicente Pérez, para tomar unas cervezas en la tienda. Comenzó un tiroteo. El guardia fue herido y huyó, pero el sacristán, que también estaba armado, disparó sin tino sobre el grupo cubano alcanzando a Manuel García, quien cayó muerto del caballo. Lo asesinaron.

Esta es la versión más difundida y que, con los estilos y talentos propios de cada periodista, publicaron los principales diarios en aquellos días. Jamás se precisaron los detalles. Muerte oscura y misteriosa la de El Rey de los campos de Cuba.

La prensa española en la colonia, lo presentaba como un criminal,  un despiadado bandolero que aterrorizaba las llanuras matanceras y habaneras. Pero la verdadera imagen de este campesino fue que, obligado por los abusos de las autoridades y los poderosos, se alzó en los campos como bandolero y después se convirtió en mambí, abrazando la causa por la cual luchó y murió. (Recopilación Internet)



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