Esta expresión se refiere a la fama de un supuesto doctor chino Cham Bom-Biá que fue uno de los tantos botánicos radicados en Cuba considerado el precursor de la medicina tradicional china en la isla.
Su nombre real era Chang Pon Piang , cuyo significado en castellano es Sol Amarillo. Ajustado al cristiano comenzó a ser llamado Juan.
Entonces Juan Cham Bom-Biá, es posible que haya venido a Cuba con el propósito de ayudar a sus coterráneos chinos quienes, desde la década de 1840, fueron traídos a la mayor de las Antillas en calidad de esclavos.
Llegó a La Habana en 1858, en medio del gran auge migratorio proveniente de China, poco después estableció su consulta, que era visitada por pacientes de todas las clases sociales. Sin lugar a dudas, era el más conocido.
Sin títulos académicos pero con amplios conocimientos sobre las plantas medicinales de Cuba, y de los adelantos de la medicina occidental preparaba el mismo los medicamentos que utilizaba en su ejercicio médico.
Por el carácter humano, generoso, solidario y el desinterés monetario de este médico con las personas necesitadas, ejercía la medicina gratuita cosa inusual en esa época.
De todo el país venían a su consulta, donde se dice, encontraban solución los pacientes sin esperanzas de salvación y que ya otros médicos habían desahuciado.
Acusado de ejercicio ilegal de la medicina en La Habana, decide abandonar esta capital y se establece en Cárdenas.
Una mañana de 1872 vecinos del lugar hallaron sin vida a Cham Bom-Biá, tendido sobre su camastro, en la modesta casa donde habitó solo y sin familia.
Al pasar de los años, la creencia popular lo convierte en leyenda, por su prestigio como curador de enfermos y por haber salvado a muchos.
El pueblo que es quien definitivamente acredita, como eminencia médica y sabiduría general al médico chino Chag Bom Biá.
Y así, cada vez que se conoce de un paciente que esté muy mal, sin esperanzas de vida o se hace referencia a alguien que se ha metido en problemas mayores, la gente dice “¡ A ese no lo salva ni el médico chino!” o “!Eso no lo arregla ni el médico chino!”. (Recopilación Internet)