por Guillermo Alvarado

El representante para Venezuela de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, Marcelo Resende, elogió el programa diseñado por el gobierno del presidente Nicolás Maduro para garantizar la distribución de nutrientes de calidad y bajo costo y aseguró que el país sudamericano no está en situación de necesitar ayuda humanitaria.

Contrario al panorama desolador y casi catastrófico que pretende dibujar la llamada oposición para justificar una intervención foránea, el funcionario aseguró que los denominados Comités Locales de Abastecimiento y Producción, CLAP, han alcanzado una dimensión estratégica en esa nación.

Resende calificó de extraordinaria la iniciativa del ejecutivo al crear estos mecanismos que garantizan puerta por puerta el acceso de las familias a los alimentos básicos y a precio barato, que están al alcance de la población en general.

Los CLAP son una respuesta a la agresión económica lanzada contra la Revolución Bolivariana por la derecha, algunos sectores empresariales y poderes externos, que pretenden revertir las conquistas que sacaron a millones de personas de la pobreza y la marginación y les dieron una perspectiva más justa y humana.

Se trata de una guerra no convencional caracterizada por el acaparamiento, boicot y usura de los productos de primera necesidad.

A pesar de todas estas dificultades y de acuerdo con la Comisión Económica de la ONU para América Latina y El Caribe, Venezuela redujo sus niveles de subnutrición, y en el nuevo mapa del hambre de 2014 aparece como uno de los países que más han hecho para que su población coma bien y viva dignamente.

La FAO reconoció el año pasado a la nación bolivariana por reducir a la mitad el porcentaje de personas que sufren hambre entre 1990 y 2015 y llevar este indicador por debajo del 5% de la población.

Ninguno de estos méritos es destacado por la gran prensa nacional ni por los monopolios internacionales de la información, que tratan de dar una imagen distorsionada de la realidad.

En este sentido, el vicepresidente y ministro venezolano de Planificación, Ricardo Menéndez, denunció ante la Organización de Naciones Unidas que su país sufre una campaña de desestabilización interna.

En la jornada final del foro de alto nivel del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas, centrado en la implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, Menéndez advirtió que la intención es generar una fachada de "crisis humana" como nueva ruta para justificar la intervención extranjera y tratar de destruir a la Revolución Bolivariana para regresar a esa nación a la senda del neoliberalismo, la explotación y el saqueo de sus riquezas naturales, de manera particular sus grandes recursos energéticos.