por Roberto Morejón
Desde República Dominicana llegaron a los cubanos señales de renovado apoyo en la lucha contra el bloqueo de Estados Unidos, al desarrollarse en Santo Domingo el octavo Encuentro Continental de Solidaridad con la patria de José Martí.
Este país, que tanto respaldo ha brindado a otros pueblos en la lucha por la soberanía, independencia y el bienestar económico y social, continúa como centro de campañas regionales para exteriorizar simpatías y hermandad.
Bajo el lema “Por la unidad e integración de los pueblos latinoamericanos y caribeños y el fin del bloqueo a Cuba socialista”, se reunieron en la capital quisqueyana cerca de 300 delegados de casi 30 países.
Este tipo de manifestaciones de adhesión reviste renovada importancia cuando es oportuno no desmovilizar a las fuerzas honestas que en el mundo instan a Estados Unidos a poner fin al cerco contra su vecino.
Sería un error pensar que porque Cuba y Estados Unidos tienen nexos diplomáticos y formalizan acuerdos en temas de mutuo interés, cesaron las limitantes para los intercambios fluidos.
Persisten el bloqueo, la presencia extranjera en la base de Guantánamo y los planes para subvertir a Cuba desde el interior de la sociedad.
Pero no solo Cuba requiere de la confianza regional y mundial y en ese sentido se abrieron paso manifestaciones de realismo en el encuentro amistoso efectuado en la capital dominicana.
Ponentes y delegados alertaron sobre los peligros que acechan a la Revolución Bolivariana, al estrecharse una tenaza formada por una oposición derechista agresiva, sin escrúpulos, y fuerzas pro-imperialistas en el exterior.
Con tino, alertaron en la reunión en Santo Domingo sobre los avances de una corriente conservadora en América Latina, sostenida por vuelcos registrados en procesos electorales como el presidencial de Argentina y el legislativo de Venezuela.
La ola derechista que intenta desmontar los aciertos de gobiernos progresistas se entronca con las pretensiones de perpetuar sistemas obsoletos como el colonial en Puerto Rico.
De ahí la oportunidad de que en Santo Domingo denunciaran la violación de los derechos humanos a prisioneros políticos como el boricua Oscar López Rivera, tras las rejas en Estados Unidos.
Los cubanos saludan la iniciativa solidaria a su favor y la transformarán en un nuevo aliento para seguir la lucha contra insuficiencias internas y los efectos de la crisis financiera global.
Esos factores, unidos a restricciones energéticas, colocan al país en circunstancias complejas, aunque existe la certeza de que proseguirá la construcción del bienestar colectivo.