por Roberto Morejón
El líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, encarna el símbolo del internacionalismo desplegado por ese proceso desde 1959 y que tiene en África uno de sus capítulos más sobresalientes.
Los cubanos ofrecieron su ayuda desinteresada a otros pueblos del Sur empobrecido, incluyendo los del llamado continente negro, donde muchos movimientos revolucionarios e independentistas recibieron respaldo de diverso tipo.
Argelia, Guinea, Congo, Angola y Namibia son algunos de los países en los que hoy se tributa gratitud a los cubanos y al Comandante Fidel Castro, quien el 13 de agosto celebrará su onomástico 90.
Se trata de una fecha seguida también en regiones africanas, donde atesoran los recuerdos del papel desempeñado por Cuba en la lucha por la preservación de la independencia de Angola y contra el apartheid en Sudáfrica.
Fidel Castro sobresalió tanto como estratega de las principales ofensivas militares desplegadas por angolanos, namibios e internacionalistas cubanos como en las de corte político, a fin de frenar la expansión del segregacionismo de Pretoria.
El paso decisivo que puso fin a ese régimen apoyado por las potencias occidentales fue la estridente derrota del ejército surafricano en Cuito Cuanavale, en el sureste de Angola, en enero de 1988.
Dirigentes africanos reconocen el papel de los internacionalistas cubanos en los procesos de independencia, libertad y justicia en el continente, sin analogías por los principios y el desinterés evidenciados.
Durante su participación en la octava Conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados en Harare, capital de Zimbabwe, el presidente cubano Fidel Castro denunció que el apartheid era consecuencia directa del sistema colonial.
Subrayó ese dos de septiembre de 1986 que el régimen sudafricano era resultado de la forma brutal en que los pueblos de África fueron despojados a la fuerza de sus tierras y recursos naturales, y sus hijos fueron esclavizados y vendidos por el mundo.
Una parte de esos nativos fue enviada a Cuba, donde trabajaron a marcha forzada en los cañaverales, procedimiento que se estudia en las escuelas de la nación antillana para ilustrar cómo la historia local está ligada a la impronta de las tradiciones africanas.
Desde su primera visita a África, en la República de Guinea en los años 70 del siglo pasado, hasta hoy, el autor del alegato “La Historia me absolverá” cosechó muestras de admiración, respeto y reconocimiento por el respaldo del país antillano.
No asombra entonces el reciente pronunciamiento del activista sudafricano Clever Banganayi, al señalar que la historia de África no se podría escribir sin mencionar el nombre de Fidel Castro, quien, por cierto, enarbola como un honor su entrañable amistad con Nelson Mandela.