por María Josefina Arce
Si la derecha brasileña pensó que su golpe de estado contra la ex presidenta Dilma Roussef iba a generar una moderada oposición se equivocó completamente. Desde un inicio el pueblo se lanzó a las calles para denunciar las artimañas contra la jefa de Estado elegida democráticamente en las urnas y lejos de disminuir, las protestas se han intensificado en los últimos días.
Este domingo decenas de miles de brasileños se movilizaron en Sao Paulo, en lo que constituyó la mayor protesta hasta ahora organizada contra el nuevo Gobierno, encabezado por el golpista Michel Temer, y para exigir la anticipación de las elecciones presidenciales de 2018.
Representantes de partidos políticos, sindicatos, movimientos sociales e intelectuales han manifestado su rechazo a lo que califican de "un gobierno ilegítimo, sin voto, que protagonizó un fraude contra la soberanía del voto popular y que, al mismo tiempo, quiere poner en marcha un programa con brutal ataque a los derechos laborales y sociales".
La realidad es que desde que llegó a la presidencia gracias al golpe de estado parlamentario, Temer ha apostado por políticas neoliberales que echan por tierra las conquistas sociales del gobierno del Partido de los Trabajadores.
Temer, quien quedó a cargo de la nación por un período de dos años, ha llevado a cabo desde los primeros días en el poder una serie de reformas económicas y modificaciones contra los trabajadores, campesinos y hasta contra el sector de la salud, cultura y educación.
Recordemos que 40 millones de brasileños salieron de la miseria, gracias a los programas sociales puestos en práctica primero por el ex presidente Luis Inacio Lula Da Silva y posteriormente por Dilma Rousseff.
La ahora ex primera mandataria puso además en marcha un programa que ha beneficiado a millones de brasileños. “Más médicos” ha permitido llevar la salud a toda la geografía del gigante suramericano.
Pero ahora todas esas esferas se ven seriamente amenazadas. Ya en la educación el actual gabinete rebajó 20 por ciento de las becas de iniciación científica en Brasil, un área a la que el legítimo gobierno de Rousseff prestó especial atención por favorecer el desarrollo de esa nación.
Por demás peligran derechos y conquistas de los trabajadores con las reformas a la legislación laboral y al sistema de pensiones anunciadas por Temer.
Sin dudas el futuro de Brasil está en juego. La democracia ya ha sufrido un duro golpe, pues no se respetó la decisión de más de cincuenta millones de brasileños que en las urnas se manifestaron por un segundo mandato de Rousseff y la continuación en el poder del Partido de los Trabajadores.
Las manifestaciones comenzaron en varias ciudades después de que el Senado, con 61 votos a favor y 20 en contra, quitara del cargo a Rousseff y la sustituyera definitivamente por Temer. El pueblo sigue en las calles y de acuerdo con los organizadores, mantendrán la defensa de sus derechos y las conquistas de los últimos años.
