Titánico trabajo en zona oriental de Cuba para reducir impacto de huracán Matthew

بقلم: Maite González Martínez
2016-10-04 09:48:12

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(Foto/oncuba)

Por: Roberto Morejón

Como si fuera un ejército de gigantescas y laboriosas hormigas, largas caravanas de equipos automotores de la Unión Eléctrica, con sus tripulaciones, se dirigieron hacia la central provincia cubana de Ciego de Ávila, antes del cruce del intenso huracán Matthew.

Ese territorio se transformó en la puerta de acceso a la extensa región oriental en fase de alarma ciclónica, a la espera de la irrupción del más potente huracán surgido en el Caribe desde 2007.

En Ciego de Ávila se concentran fuerzas y medios, alimentos y vituallas, para iniciar la recuperación de las áreas del país luego del previsible castigo de las copiosas lluvias y fuertes vientos de un fenómeno meteorológico con fuerza cuatro de un máximo de cinco.

Todo el país fuera de las zonas en peligro potencial se vuelca hacia el oriente en gigantesco afán solidario que tiene en la apertura de centenares de albergues estatales y de viviendas resistentes, eficaz refugio para los residentes en moradas vulnerables.

En la oriental provincia de Camagüey adoptan iguales precauciones con los pobladores de Santa Cruz del Sur.

Si bien centenares de ellos ya disfrutan de las primeras casas confortables y resistentes construidas después de un catastrófico huracán en 2008, todavía otros residentes tienen inmuebles frágiles y fue necesario albergarlos.

Santa Cruz del Sur, víctima en mil 932 de un ciclón que dio muerte a más de tres mil personas, NO olvida la furia del mar embravecido y si bien los nuevos poblados se alejaron de la costa, todavía por allí puede penetrar el agua salada en torrente.

El traslado de decenas de miles de evacuados a lugares seguros pone de relieve la vigencia de un principio irrenunciable, preservar vidas ante la frenética amenaza de un meteoro con velocidad de más de 200 kilómetros por hora.

Para coordinar los desplazamientos masivos de personas, la protección de recursos y alimentos y los abastecimientos indispensables para los albergados, el Partido Comunista y el gobierno encargaron responsabilidades a funcionarios experimentados.

En Baracoa y Maisí, candidatos a quedar incomunicados ante lluvias y vientos fuertes, fueron ubicados igualmente directivos con recursos mínimos para resistir en circunstancias extremas.

En Moa, en la oriental provincia de Holguín, las plantas procesadoras de níquel se sumieron en el silencio para evitar accidentes y los trabajadores atendieran a sus familias y ayuden a preservar a los ahora gigantes dormidos.

Toda Cuba se ha preparado con esmero, disciplina y rapidez en medio de la tregua antes de la llegada de Matthew, ante el cual hay que apelar a todo el entrenamiento y experiencia acumulados durante las históricas cruzadas contra los huracanes. FIN.



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