por Guillermo Alvarado
La canciller federal alemana, Ángela Merkel, realiza una visita a tres países africanos, Mali, Niger y Etiopía, para entrevistarse con los dirigentes de esas naciones y abordar el espinoso tema de los refugiados, que por oleadas abandonan ese continente y tratan de arribar a las costas europeas, aún a costa del peligro de perder sus vidas durante la travesía.
De acuerdo con fuentes del ejecutivo alemán, la jefa de gobierno analizará con sus anfitriones la gran inestabilidad política y social que afecta a esa región, la pobreza galopante y la violencia, tres factores que son el motor impulsor de la emigración.
Una muestra de las graves condiciones en que se viven en esa área ocurrió el fin de semana cuando un grupo extremista, presumiblemente originario de Mali, cruzó la frontera con Níger y ejecutó a 22 militares.
Desde enero de 2013 tropas francesas ocuparon Mali para contener el avance de bandas armadas irregulares que amenazaban con llegar hasta la capital. Aunque estos grupos fueron contenidos, lo que debió ser una intervención militar de corta duración se empantanó y en la actualidad funciona allí una misión de la Organización de las Naciones Unidas, que por cierto incluye tropas alemanas.
Este año, a pesar de la presencia de la misión de la ONU, grupos armados cruzaron la frontera del norte de Mali y operan de manera sistemática también en el centro y sur de ese país, lo que pone de relieve la inutilidad de la respuesta militar para resolver el problema.
Niger es terreno de operaciones de la organización terrorista Boko Haram, que desde 2015 perpetra sus tropelías fuera de Nigeria, a pesar de la existencia de una coalición formada por las fuerzas armadas de varios países africanos.
Estos enfrentamientos causan el desplazamiento de miles de personas que buscan escapar de la violencia. En Mali la ONU mantiene campamentos donde alberga a unos 60 mil refugiados de ese país y 80 000 de Niger, pero no existen datos exactos de la cantidad de personas que abandonan sus lugares de origen para tratar de llegar a las costas del Mediterráneo y cruzar hacia Europa.
Merkel encontrará en Etiopía a un país convulso debido a la acción de grupos opositores, que llevaron al gobierno a decretar el estado de emergencia este domingo.
Esa nación sufre un oleada de protestas desde 2015 que se iniciaron en el centro y el oeste y se extendieron durante el verano a la región de Amhara, en el norte, y la central Oromia, y que en los últimos días llegaron hasta las cercanías de Addis Abeba, la capital.
Como se ve, la canciller federal alemana tendrá oportunidad de ver de primera mano lo que ocurre en esos países, que sufrieron la acción depredadora del colonialismo europeo, causa fundamental de la inestabilidad que hoy día ocurre allí.
Sin duda alguna, Merkel podrá comprobar, aunque falta ver si lo asimilará de esta manera, que la única forma segura de contener las oleadas migratorias es comprometerse en serio con el desarrollo de las naciones más pobres de África, crear condiciones y oportunidades para sus pobladores y poner fin a siglos de miseria, opresión y desesperanza.