por Arnaldo Musa
Temer, sindicado como agente de la Agencia Central de inteligencia (CIA), de Estados Unidos, como tantos otros vinculados o no a él, no pudo refutar los escritos suministrados por Wikileads al efecto y que fueron publicados en Folha de Sao Paulo, al parecer en un descuido o filtración desde la dirección de periódico, que hace juego comúnmente a los intereses de la derecha.
Ya hemos apuntado en este portal como el ex jefe de la Cámara de Diputados, Mauricio Cunha, fue sacrificado para guardar la forma, al hallarse pruebas irrefutables de hechos de corrupción en los escándalos de Petrobras y sobre cuentas secretas en Suiza, entre otros hechos. Ello ocurre en los momentos en que se trata de inculpar al líder del Partido de los Trabajadores y principal aliado de la depuesta presidenta Dilma Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva, en presuntos hechos delictivos.
Desde que la mandataria fue depuesta por un golpe combinado entre jueces y legisladores –muchos de ellos con escándalos de corrupción- no hay un día que pase que el gobierno encabezado por Temer tome medidas contra los trabajadores y sus derechos.
Su objetivo principal es recomponer la tasa de lucro y el proceso de acumulación concentrada de la riqueza en Brasil, a favor de los bancos y de las grandes empresas trasnacionales. Para eso, está atacando los derechos de los trabajadores y los sociales en general, además de aumentar el desempleo, que es una forma de rebajar los salarios y dominar a la clase trabajadora.
Otra fuente de recursos privados será el patrimonio público. Están retomando el proceso de privatización, comenzando por el sector petrolero y por el sector eléctrico. Están desmontando los servicios públicos, que se ve en la amenaza a las escuelas públicas, al Sistema Único de Salud y al programa Más Médicos. Avisaron que tierras serán entregadas al capital extranjero, por lo cual cerraron el Ministerio de Desarrollo Agrario y están acabando con las políticas para la agricultura familiar y la reforma agraria.
Proyectos antiobrero
Las protestas contra la ilegal deposición de Dilma y la privatización de empresas estatales han sido alimentadas con leyes que dictará el gobernó para cercenar los derechos laborales.
El aumento de la jornada diaria de 8 a 12 horas es apenas una de ella. La reforma permitirá que los convenios colectivos tengan la opción de flexibilizar la forma como la jornada será realizada. El gobierno estudia también la creación de dos nuevos contratos de trabajo: por horas de trabajo y por productividad, con jornadas inferiores a las 44 horas semanales y salarios proporcionales.
Hay otro proyecto que disminuye la responsabilidad de la empresa con el poder Judicial, caso no sean cumplidas las obligaciones laborares, es decir no tiene que responder a procesos judiciales.
Asimismo, otro proyecto de ley instituyó la negociación individual entre empleado y empleador. La negociación colectiva sería debilitada con la práctica, por lo cual están en peligro el salario, las vacaciones, el adicional nocturno, licencia de paternidad y el salario mínimo. La reforma laboral de Temer, subrayo, permite que las empresas puedan reducir salarios y aumentar la jornada diaria de trabajo de los empleadores.
Una de las principales medidas previstas por Temer es la reforma de la Presidencia, que deberá aumentar la edad mínima de jubilación para 65 anos e igualar la edad entre hombres y mujeres, y entre trabajadores del campo y de la ciudad. La idea es que las jubilaciones pasen a ser ajustadas por la inflación, reduciendo los gastos del gobierno.
Uno de los mayores temores de los movimientos populares es el congelamiento por 20 años del presupuesto para Salud y Educación, que afecta la realización de nuevos concursos públicos y los salarios de los servidores, además de impedir la creación de nuevas cargos y la reestructuración de la carrera.
Y es que, tras el golpe contra Dilma, hay ausencia de un verdadero proyecto que evite el agravamiento de la crisis económica, política, social y ambiental.
El ilegal gobierno de Michel Temer es apenas una tentativa de aplicar rápidamente medidas de interés de una fracción de la clase capitalista, en la que domina el capital financiero y las empresas trasnacionales, que tienen bajo su férula a Temer y los legisladores de los partidos conservadores, así como a la Rede Globo, el Ministerio Público Federal y la Policía Federal. Entre ellos hay divergencias y contradicciones, porque se mueven por intereses propios, no en torno de un proyecto de país
Por lo pronto ya están asaltando los cofres públicos y limitando los gastos sociales para, con eso, destinar los recursos antes reservados para la educación, salud y previsión social para las iniciativas del interés exclusivo de los capitalistas. Según los economistas, los golpistas están disputando cerca de 200 000 millones de reales del presupuesto de la Unión, mientras dedica cifras también millonarias al pago de intereses a los bancos son intocables. Temer nada ha dicho sobre los 62 000 millones de reales dados a las empresas.
(Cubasi)