Kissinger: Archicriminal

بقلم: Martha Ríos
2016-11-21 14:41:18

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Henry Kissinger. Imagen de Archivo

Por Arnaldo Musa
 
Hoy, a sus 93 años, Henry Kissinger dicta, más bien farfulla, conferencias, endosándose cifras millonarias, lamentándose de que el ejército sirio pueda controlar Alepo, porque para él, como ha dicho en varias ocasiones, “el resultado que me gustaría ver en Siria es el de un país desintegrado y balcanizado, con más o menos regiones autónomas”.

Nacido en Alemania, este practicante del judaísmo, se refugió en Estados Unidos (¿dónde si no?) donde se hizo un ciudadano preclaro, de reconocido talento, que llegó a ocupar varios cargos gubernamentales y fue indispensable en otros, con una capacidad de trabajo digna de mejor empeño.

Esa inteligencia al servicio del mal hizo estragos entre los pueblos, donde dejó innumerables víctimas, incluso de forma indirecta.

Una amplia biografía lo acompaña, y es porque  durante su vida ha logrado numerosas distinciones, algunas de ellas inmerecidas y bañadas en la sangre de inocentes, como el Premio Nobel de la Paz en 1973, al firmar el acuerdo que debía poner fin a la agresión a Vietnam. La parte vietnamita no aceptó el galardón, porque intuyó que tal anhelo no estaba aún logrado.

Además, Kissinger, como secretario de Estado, había coadyuvado a aumentar los bombardeos que arrasaron el norte y sur del país, contribuyendo a que la cifra de muertos ascendiera a tres millones 800 000, en un cálculo conservador, porque el número de fallecidos siguió ascendiendo producto de los ataques químicos contra aldeas y suelos cultivables.

Asimismo, en ese 1973, el 11 de septiembre, hizo que culminará el complot para derrocar al presidente de Chile, Salvador Allende, con miles de muertes, un número aun desconocido de desaparecidos y la instauración de un régimen depredador que entronizó el neoliberalismo y ocasionó daños materiales y humanos de todo tipo, que todavía se mantienen.

Este político germano-estadounidense de origen judío manejó las cuestiones internacionales con mano entre dura y negociadora, logrando establecer relaciones diplomáticas con China y mejorando con las de la Unión Soviética, pero siempre pensando formar un eje con la primera para aislar a la segunda, aprovechando diferencias de la concepción ideológica, cuestión que no pudo lograr.

No obstante a que se explotó mediáticamente este estilo pragmático y “pacifista”, que jugó un papel preponderante en la política exterior norteamericana entre 1969 y 1977, durante los gobiernos de Richard Nixon y Gerald Ford, como consejero presidencial y Secretario de Estado, no pudo ocultar que utilizó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en la realización de varios golpes de Estado en Latinoamérica, además del de Chile, durante la década de 1970.

Fue instigador de  genocidios sistemáticos de grupos políticos, estuvo ligado probadamente a varios regímenes dictatoriales , que además del chileno, se encuentra el de Argentina, con el denominado Proceso de Reorganización Nacional, así como por ser el  responsable de planes represivos como la Operación Cóndor, cuya célula de origen había sido la Escuela de las Américas.

Por lo anterior es completamente justo que haya numerosas iniciativas para que a ese vituperable anciano se le procese ante instancias judiciales y se le retire el Premio Nobel de la Paz, como se sigue intentando en la actualidad.

Este hombre que puso su incuestionable talento  para dañar a la especie humana, ha sido muy criticado por personalidades de la política o intelectuales, siendo algunos de los más conocidos el juez español Baltasar Garzón, asesor del Tribunal de la Haya, quien intentó fallidamente procesarlo por violaciones a los Derechos Humanos, y el periodista y escritor Christopher Hitchens, autor del best-seller Juicio a Kissinger.

Henry Kissinger también ha recibido críticas por ser uno de los miembros fundadores y todavía activo, a sus 93 años, del polémico Grupo Bilderberg, entidad supuestamente no gubernamental, en la que se reúnen varias de las personas más poderosas e influyentes de todo el mundo, incluyendo monarcas, aristócratas, políticos, empresarios y magnates.

Por lo anterior, el imperialismo, los regímenes dictatoriales y de falsa democracia y ¿por qué no? los grupos terroristas deben tanto a ese individuo que se hizo a sí mismo, como siempre gustan de decir en EE.UU., para llevar el mal a sus últimas consecuencias, como está sucediendo hoy en Siria, país al que quiere ver  “desintegrado y balcanizado”, como Yugoslavia.

(Tomado de Cubasí)



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