por María Josefina Arce

El descontento crece en Argentina ante las medidas antipopulares adoptadas desde la llegada a la Casa Rosada en diciembre de 2015 de Mauricio Macri, quien ha sido calificado como el presidente de los ricos.

Lo cierto es que Macri ha puesto en marcha una política económica de fuerte corte neoliberal, que echa por tierra los avances que en materia social se registraron durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

Despidos, recortes de planes sociales y salarios devaluados son algunas de las consecuencias del programa que impulsa el Gobierno, que en un inicio prometió una recuperación económica para el segundo semestre del presente año, pero que ya habla del 2017.

El alza en el precio de los servicios de agua, gas, electricidad y transporte son otras de las medidas adoptadas en los últimos meses y que han tenido efectos negativos sobre las familias argentinas.

La indigencia se ha disparado un 38% en el área metropolitana de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, al tiempo que también aumentó la pobreza en estos últimos seis meses, que se elevó del 19,8% al 33,2%.

El ajuste económico ha dejado un ejército de 300.000 desempleados, cerca de dos millones de nuevos pobres, una situación precaria que afecta a uno de cada tres argentinos, y una inflación del 40 al 45%.

Al mismo tiempo Macri busca relanzar las relaciones con el Fondo Monetario Internacional, lo que preocupa a gran parte de los argentinos, quienes tienen muy presente que la implicación del organismo financiero en la economía del país lo llevaron a la crisis económica de 2001, en la que millones perdieron sus ahorros y se desató un caos social.

Recuerden que el plan de recortes adoptado por el ex presidente Carlos Menem, de 1989 a 1999, debilitó el sistema económico de la nación y llevó al impago de la deuda. Posteriormente el gobierno de Fernando de la Rúa aplicó fuertes restricciones debido a la presión de los tenedores de la deuda externa y a la desconfianza en el sistema financiero.

Cristina Fernández, la antecesora de Macri en la presidencia, dejó un país que sin comprometer su soberanía cumplió con sus obligaciones financieras, con un Producto Interno Bruto mucho mayor que el de 2003, mejores salarios y mayor cantidad de personas jubiladas.

La situación actual se ha vuelto insostenible para gran parte de los argentinos que no han abandonado las calles para expresar su malestar con el gobierno de Macri, el cual, afirman, en un año de gobierno no ha adoptado ninguna medida a favor del pueblo y ha incumplido sus promesas electorales.

Organizaciones sociales y políticas se han manifestado a lo largo de la geografía argentina en contra de la política económica del actual gobierno. A estas movilizaciones se ha sumado las Madres de Plaza de Mayo, quienes han expresado: : “Salimos y saldremos a la calle para que cada argentino tenga trabajo, para que ningún chico pase hambre. Habremos de resistir a las políticas que generan todos esos males”.