por Roberto Morejón

Unión Europea podrán desarrollar vínculos abarcadores sobre la base de la igualdad, reciprocidad y respeto mutuo. El documento prevé un intercambio político y comercial más intenso porque por primera vez se perfilarán estrategias globales para complementar los arreglos por separado entre Cuba e integrantes del bloque.

No se trata de un enfoque particular hacia Cuba, pues este país era el único de América Latina sin contar con un Acuerdo de Cooperación con la Unión Europea.

Recuérdese la existencia de la llamada Posición Común, sepultada por su carácter unilateral, injerencista, selectivo y discriminatorio.

El Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación tiene la importancia de definir las relaciones entre la mancomunidad y Cuba sobre tres ejes: diálogo político, cooperación sectorial, y comercio e inversión.

La amplitud de esferas pone de relieve la significación del convenio para el desarrollo de las relaciones bilaterales que hasta ahora, afortunadamente, tuvieron avances.

Es así porque suman 18 los Estados europeos con acuerdos con Cuba, formalizados sin que existiera el soporte legal con la comunidad en su conjunto.
Por supuesto, sería ilusorio pretender similitud de ópticas, de ahí que el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación permite y alienta el intercambio en temas en los cuales existen diferencias.

Es de esperar que el diálogo transcurra sobre el principio de no injerencia en los asuntos internos.

También es oportuno destacar que con la reglamentación firmada en Bruselas, Cuba reafirma la prioridad otorgada a sus nexos con el Viejo Continente.

De allí proceden bienes, servicios e inversiones y se envían exportaciones clave.

Durante la ceremonia de rúbrica del acuerdo, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, recordó las palabras del presidente  cubano, Raúl Castro.

El Primer Mandatario dijo que Cuba está abierta a la construcción de una nueva etapa en las relaciones con la Unión Europea, sobre  bases de respeto y reciprocidad.

Con esa visión, los cubanos están preparados para emprender una nueva fase de los nexos con Europa en las esferas política, cultural, comercial, científica, deportiva y de cooperación.

Las dos partes deberán estar alertas ante la aplicación extraterritorial del bloqueo estadounidense a Cuba, manifestado en las frecuentes y millonarias multas a entidades europeas por alegadas transacciones con La Habana.

No obstante, el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación suscrito en la capital belga brinda garantías ---como dijo el canciller Bruno Rodríguez--- de que las relaciones con la Unión Europea “felizmente no pasan por Washington".