por Roberto Morejón
Los cubanos conversaron en los últimos días sobre un aniversario singular, a dos años del anuncio del inicio del proceso para el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos.
Opiniones escuchadas ponían de manifiesto el aspecto positivo del camino recorrido, con la restitución formal de los nexos, y la persistencia del obstáculo principal, el bloqueo.
La Directiva del presidente Barack Obama en relación con Cuba suscrita recientemente marcó por primera vez el reconocimiento a la independencia, la soberanía y la autodeterminación del país vecino, sin dudas un adelanto.
Los cubanos no sobredimensionan los acuerdos y conversaciones porque en esa misma Directiva Presidencial asoman, contradictoriamente, intentos de trabajar, desde otros ángulos, sobre el curso de los acontecimientos aquí.
Además de insistir en el bloqueo, Estados Unidos rehúsa conversar sobre la permanencia de la base naval de Guantánamo, en territorio usurpado a Cuba.
Persisten también la prohibición a los estadounidenses de hacer turismo en Cuba e invertir, y los programas subversivos, incluso para sembrar en los jóvenes confusión y alejamiento del proyecto social vigente.
Pero sería un error ignorar la utilidad de la Comisión Bilateral Cuba-Estados Unidos para hallar soluciones a problemas latentes y fomentar la cooperación.
O la importancia del intercambio de visitas, incluso de alto nivel, como la realizada por la Secretaria de Salud Sylvia Burwell a La Habana, y el titular cubano a Washington, Roberto Morales.
Más allá de los acuerdos en ese rubro sobresalen los relacionados con las telecomunicaciones y los vuelos diarios entre los dos países.
Aparte de las 24 visitas de alto nivel, las partes rubricaron 12 acuerdos de interés común y concretaron más de cinco decenas de encuentros técnicos e iniciativas de cooperación así como más de 1 200 intercambios culturales, académicos y deportivos.
Los estadounidenses conocen un poco más de Cuba gracias a que 233 000 viajaron a la mayor de las Antillas hasta noviembre, para un aumento de 66% en comparación con similar período de 2015, en las 12 categorías autorizadas.
Hoy los cubanos hablan de aciertos y evidencias de lo que resta por hacer para alcanzar la normalización de relaciones, una fase que algunos pudieran obstaculizar y hasta revertir.
A las puertas del relevo presidencial en Estados Unidos, Cuba reafirma la voluntad de avanzar en las relaciones con ese país y construir nexos mutuamente ventajosos.
Deberá ser sobre la base ineludible del respeto y sin pretender que la nación caribeña abandone principios consagrados.
El presidente electo Donald Trump debería tener en cuenta la mejoría de los vínculos entre Cuba y Estados Unidos desde el 17 de diciembre de 2014.