por Nicanor León Cotayo
Como cada fin de año, un ejército de indigentes se apodera de calles, templos religiosos y plazas de Estados Unidos.¿Motivo? Lograr alimentos de caridad que les permitan celebrar la ocasión.
Aunque el espectáculo se repite en muchas ciudades, baste citar un ejemplo, Los Angeles, California.
Francisco Castro, periodista del diario La Opinión, narró este martes las tragedias que viven algunos de sus habitantes hispanos.
Uno es María Luisa Ayala, la cual empuja un carrito de compras donde van todas sus pertenencias.
Ella tiene 84 años de edad, y se dirige a la mesa distribuidora de alimentos en una iglesia que radica en el corazón de Los Ángeles.
Ayala, detalla Castro, no tiene donde vivir y en el transcurso de los últimos tres años, “su casa ha sido un tramo de acera”.
Según el reportero de Opinión, ella oriunda de Jalisco, Méjico, hace 35 años vive en Estados Unidos.
Ahora por el reciente Día de Acción de Gracias luego de hacer una extensa cola (fila) pudo alcanzar un plato de comida en el templo de la Placita Olvera.
Ayala, explica el reportaje, ha aprendido a estar vigilante, no obstante “conocer las punzadas del hambre en un estómago vacío”.
Y añade: Es un sentimiento compartido por miles de otras personas en esta metrópoli.
El Banco Regional de Alimentos informó allí que un millón 400 mil habitantes de Los Ángeles experimentan “inseguridad alimentaria”.
Equivalente a decir, escribe el periodista Castro, que uno de cada seis de ellos no sabe de dónde viene su próxima comida.
El hambre agrega el escrito, afecta por igual a ancianos y jóvenes, pero los primeros corren más peligro.
Doce por ciento (más de 850,000) de los siete millones de personas que el referido Banco sirve anualmente, tienen 65 años o más.
Entre ellos casi dos tercios de la población del condado son latinos.
“A pesar de que está menos negativa la economía, en Los Ángeles hay más personas con inseguridad alimentaria que cualquier otro condado en de los Estados Unidos”, aseguró Michael Flood, jefe del citado Banco.
Según el diario La Opinión, hoy en Estados Unidos más de la mitad de los hispanos de mayor edad “califican como pobres y casi pobres.
Entre ellos se encuentran quienes hacen largas filas, y después duermen sobre una acera, como la mejicana María Luisa Ayala, mientras esperan el advenimiento del 2017.