por María Josefina Arce

El sistema cubano de salud, universal y gratuito, tiene como una de sus fortalezas el Programa Materno-Infantil, que en opinión de especialistas foráneos marcha a la vanguardia incluso de naciones desarrolladas.

Una garantía de seguridad y protección para la mujer embarazada y su hijo constituye este programa, que tiene carácter priorizado y con el cual están seriamente comprometidos los centros de genética, instituciones especializadas como hogares maternos, y todos los eslabones de atención: primaria, secundaria y terciaria del país.

De hecho Cuba concluirá el 2016, por noveno año consecutivo, con una tasa de mortalidad infantil por debajo de cinco por cada mil nacidos vivos, lo que la ratifica al frente en América y entre las primeras naciones del mundo.

Varias son las provincias destacadas, entre ellas Pinar del Río, que exhibe hasta la fecha una tasa de mortalidad infantil de 2, 2 por cada mil nacidos vivos, la cual constituye la más baja de su historia. Cienfuegos también concluirá el año con un índice por debajo de 3.

Ya en 2015 el extremo más occidental del archipiélago fue el mejor del territorio cubano en este índice. Las provincias de Holguín, Granma y Cienfuegos también alcanzaron notables resultados.

Asimismo, 28 municipios del país no reportaron muertes infantiles y mantuvieron en cero este índice.

En el 2015 también se logró que la tasa de mortalidad infantil por anomalías congénitas fuera de 0,9 por mil nacidos vivos, la más baja de la historia, mientras la del menor de cinco años se mantuvo por debajo de seis por tercer año consecutivo.

A pesar de ser un país bloqueado desde hace más de medio siglo, en Cuba no se escatiman esfuerzos y a cada mujer durante el embarazo se le realizan no menos de 17 consultas médicas, y 30 exámenes de diagnóstico para detectar eventuales enfermedades graves o malformaciones congénitas y lograr que los niños disfruten de buena salud.

Igualmente a cada recién nacido no solo se le vacuna contra las 13 enfermedades erradicadas en el archipiélago, sino que se le aplican además pruebas para detectar otras seis enfermedades, un derecho al que solo tienen acceso algunas personas muy ricas en los países más desarrollados del planeta.

Otro de los principales resultados en 2015 del sistema cubano de salud y en especial del Programa Materno-Infantil fue la validación de Cuba por la Organización Mundial de la Salud como el primer país del planeta en eliminar la transmisión materno-infantil de VIH-sida y sífilis.

Destacados a nivel internacional son los resultados en materia de salud infantil que exhibe Cuba, reconocidos en el mundo como expresión del acceso universal y gratuito a la salud y del desarrollo social inclusivo y humano alcanzado gracias a la prioridad que el Estado cubano brinda a la atención sanitaria del pueblo.