por Roberto Morejón
Cuba y Estados Unidos se benefician de acuerdos y decisiones adoptados recientemente, aunque el alcance de la cooperación es limitado, por la persistencia del bloqueo.
El Instituto para el Cáncer Roswell Park, de Nueva York, inició las pruebas con una vacuna cubana contra el cáncer avanzado de pulmón, única de su tipo en el mundo.
Las pesquisas representan un hecho singular por ser la primera vez que una institución de salud estadounidense recibe autorización para patrocinar un ensayo clínico sobre una terapia cubana.
Investigadores opinan que los ensayos abren un resquicio de esperanza para los estadounidenses, porque el cáncer de pulmón es la principal causa de muerte en ese país.
En el plano estrictamente comercial se abrió una diminuta apertura en medio del bloqueo feroz.
Una empresa estadounidense importará carbón vegetal, de origen ecológico, en lo que se convertirá en la primera venta de un producto cubano a su vecino norteño en más de 50 años.
El abogado Scott Gilbert, al frente de la empresa importadora, calificó el producto como el mejor carbón artesanal del mundo y abrió las puertas para adquirir en Cuba café y miel de abejas, también admirados en el mercado internacional.
Cuba y Estados Unidos suscribieron asimismo un acuerdo de cooperación sobre la preparación y respuesta a la contaminación causada por derrames de hidrocarburos y otras sustancias nocivas en el Golfo de México y el Estrecho de la Florida.
Con el inicio del año, llegaron a La Habana los primeros vuelos regulares de la aerolínea estadounidense Alaska Air Group, procedentes de la ciudad de Los Ángeles.
Se trata de la octava compañía autorizada por la administración del presidente saliente Barack Obama a volar a Cuba, como parte de las medidas a su alcance, aunque solo ejecutó una ínfima parte de las que podía firmar.
Aun así, los acuerdos y decisiones tomados desde el 17 de diciembre de 2014 son positivos y abrieron un camino hacia la normalización de relaciones, distante de alcanzar dado el número de obstáculos presentes.
El bloqueo, la base de Guantánamo en territorio usurpado, la vigencia de programas subversivos para promover disentimiento interno y la imposibilidad de utilizar el dólar en las transacciones de Cuba, entorpecen la búsqueda de la normalización.
Ahora surge la interrogante si el próximo presidente, Donald Trump, se inclinará por la cooperación mutuamente provechosa con Cuba o si, como afirmó en algunos de sus tuits, revertirá el proceso.
Si fuera así, lo lamentarían los estadounidenses que esperan por la vacuna cubana contra el cáncer de pulmón, los interesados por el carbón vegetal y los deseosos de visitar a Cuba, como parte de la libertad que demandan para viajar.