por  Nicanor León Cotayo

Será corroborado una vez más esta semana cuando el nuevo presidente suscriba otras medidas, ahora de “seguridad”.

Anunciaron que la primera giraría en torno al muro fronterizo con Méjico y proseguirían, la limitación de entrada de refugiados, no cierre de la cárcel en su base de Guantánamo y la designación como terrorista del grupo Hermanos Musulmanes.

Un cable de EFE indicó que lo anterior fue divulgado localmente por medios de prensa que, a su vez, citan a fuentes anónimas del Gobierno.

The New York Times dijo que en su orden ejecutiva, Trump asignará recursos federales para la construcción del muro, “aunque no está claro de dónde provendrá ese presupuesto”.

Añadió la necesidad de un gasto, bendecido por el Congreso, que permita a Estados Unidos adelantar dinero para viabilizar a Méjico, según reitera Trump, -pagar el costo de la muralla fronteriza.

Observadores apuntan que, hasta el mandatario mejicano,  Enrique Peña Nieto, ha negado esa eventualidad. Su construcción significa el primero de una serie de pasos encaminados a disminuir el número de “refugiados” que entran a Estados Unidos, así como el bloqueo temporal a inmigrantes del mundo árabe.

The Washington Post dijo que Trump ordenará negar fondos  a ciudades que nieguen información sobre el status migratorio de personas que detienen.

¿Excusa? Proteger de la deportación a quienes carecen de la documentación establecida.

A lo largo de su cruzada electoral, Trump habló de rechazar fondos a lugares llamados ciudades-santuario, que en Estados Unidos son unas 300.

 Según The Washington Post, debido a “diferencias internas en su gabinete” no está claro si el mandatario rubricará el programa que ha frenado la deportación de unos 750,000 jóvenes indocumentados (dreamers).

Durante la campaña electoral Trump prometió eliminar ese plan, aunque luego de su triunfo adoptó un tono más ambiguo.

Voceros periodísticos amplificaron la versión  de que  el jefe de la Casa Blanca también podría ordenar la reapertura de sus “lugares negros”, equivalente a decir centros secretos que ha utilizado la CIA para interrogar y torturar.

Una parte de ellos con sede en el extranjero, clausurados por Barack Obama en 2009.

En otro decreto, Trump se dispone a ordenar una revisión del manual que determina si deben usarse ciertas técnicas en sus “interrogatorios”.

Pocos descartan una vuelta a la época de George W. Bush, cuando fotografías y videos mostraron hechos que llenaron de horror a millones sobre el planeta.

Ahora se sigue conformando el gobierno Trump, ya listo para acelerar su faena.