por María Josefina Arce
El Programa de Agricultura Urbana y Suburbana que se desarrolla en Cuba se ha erigido como un elemento esencial en la estrategia del gobierno de elevar la producción de alimentos y de ese modo, garantizar la seguridad alimentaria de toda la población.
Recordemos que Cuba es una de las naciones latinoamericanas y caribeñas que cumplió con la meta del primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio referido a reducir el hambre.
Esta iniciativa, que tiene en cuenta que el mayor porcentaje de población se ubica en las ciudades y pueblos, busca utilizar cualquier espacio disponible para acercar la producción a los consumidores.
Además para su implementación se ha tenido en cuenta que existen numerosos espacios vacíos o subutilizados en las ciudades y periferia que pueden emplearse en la cosecha de alimentos, así como la abundante fuerza de trabajo disponible en las ciudades.
De hecho este programa ha tenido un gran impacto social, por la creación de numerosos puestos de trabajo. La FAO, Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, ha resaltado que esa estrategia posibilitó que más de 400 mil personas se vincularan a la actividad agrícola en huertos y parcelas de las ciudades y pueblos, permitiéndoles un medio seguro de obtención de alimentos frescos.
Hortalizas y frutas constituyeron en un principio el centro de la producción, dada su difícil transportación a grandes distancias, sobre todo por las altas temperaturas y humedad del archipiélago.
Pero se ha ido ampliando y en la actualidad abarca 30 subprogramas, entre ellos: frutales, plátanos, forestales, café y cacao, flores, plantas medicinales, apicultura, semillas, capacitación, avícola y acuicultura.
Por demás, el programa permite hoy no solo el consumo familiar, sino que segura la alimentación en hospitales, círculos infantiles, casas de abuelos e instalaciones turísticas, siempre con alimentos de alta calidad.
La iniciativa ha permitido disminuir la importación de alimentos, con lo que esos recursos se han destinado a mejorar las condiciones de producción o a otros programas sociales también de gran impacto entre la población.
Actualmente la Agricultura Urbana y Suburbana estás en un proceso de transición del manejo integrado de plagas, que utiliza niveles mínimos de sustancias químicas, al manejo agroecológico, lo que constituye un gran paso de avance, porque antes se utilizaban los métodos convencionales.
Cuba comparte su experiencia con varios países, a fin de impulsar la también conocida como agricultura familiar o sostenible a pequeña escala, entre ellos, Venezuela, Uruguay, México y naciones de las Antillas Menores.
El desarrollo y consolidación de la agricultura urbana y suburbana a lo largo de la Mayor de las Antillas ha sido reconocida por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, que lo destaca como un modelo a generalizar en el mundo, impactado por eventos climatológicos y la prolongada crisis económica y alimentaria.