por Guillermo Alvarado

Las elecciones legislativas celebradas en Holanda, donde se impuso el Partido Liberal de Derecha, del actual primer ministro Mark Rutte, representaron un suspiro de alivio en las principales capitales de la Unión Europea, ante el riesgo de que el extremista, xenófobo y antieuropeo Partido por la Libertad, de Geert Wilders, hubiese alcanzado mayoría en el parlamento.

Numerosos gobernantes expresaron su satisfacción por la contención que estos comicios representaron a las fuerzas de la extrema derecha, entre ellos la canciller federal alemana, Ángela Merkel, quien felicitó a Rutte por teléfono y dijo que le alegra continuar la cooperación “como vecinos, amigos y europeos”.

El presidente de Francia, François Hollande, emitió un comunicado donde afirmó que "los valores de la apertura, el respeto a los demás y la fe en el futuro de Europa son la única respuesta verdadera a los impulsos nacionalistas y el autoaislamiento que sacuden al mundo".

También el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se congratuló por este resultado y dijo que se trató de “un voto por Europa, un voto contra los extremistas”.

No obstante estas muestras de satisfacción, hay que reconocer que el extremista Wilders consiguió la mejor votación en la historia de su agrupación y tendrá 20 diputados en el Parlamento, por detrás de los 33 alcanzados por Rutte, lo cual le dará mayor protagonismo en la política local e internacional.

Los comicios tuvieron lugar en un momento crucial para ese bloque europeo, pues una victoria de la extrema derecha holandesa podría haber impulsado aún más al Frente Nacional, de Francia, país donde el próximo mes de abril será la primera vuelta de las votaciones presidenciales y legislativas.

El ultranacionalista frente, con su candidata Marine Le Pen, va codo a codo a la cabeza en las encuestas de intención de voto junto al movimiento En Marcha del exministro de economía Enmanuel Macrón, y todo hace pensar que ambos disputarán el Palacio del Elíseo en la ronda definitiva de mayo.

También habrá elecciones en Alemania en septiembre, y en ese país el panorama no está del todo claro para la coalición que sostiene a Merkel en el poder ante el avance de la socialdemocracia y la presencia del populismo de derecha.

La extremista Alternativa para Alemania podría obtener algunos escaños legislativos, si bien su poder de convocatoria no es tan alta como sus semejantes de Holanda y Francia, sobre todo por el peso negativo que tiene en la historia alemana el nacional socialismo hitleriano.

La derrota del partido antieuropeo de Holanda tiene lugar precisamente cuando la primera ministra británica, Theresa May, consiguió el poder legal para invocar el artículo 50 del Tratado de Lisboa e iniciar el proceso de separación del Reino Unido de la Unión Europea, un evento cuyas consecuencias aún no se pueden medir con exactitud, pero que serían más graves si los ultranacionalistas obtienen más poder en otras naciones miembros del bloque continental.