por Nicanor León Cotayo
Un periódico subordinado a quienes gobiernan desde Washington y la Florida, The Miami Herald, recibió este lunes dos premios. ¿Excusa? “su excelencia” al ejercer la profesión y viabilizar cambios en Estados Unidos o en la comunidad a la que dicen servir.
Obtuvo esos galardones en compañía de otros medios, relevantes como The New York Times, y pequeños al estilo de Salt Lake Tribune.
La Junta Editorial del Herald lo valoró así: “como cada año, una vez más, el periodismo corrige lo mal hecho, expone a los responsables y mejora la vida de las personas”.
Cuando explicaron algunos supuestos méritos del diario, citaron una serie investigativa alrededor del lavado de dinero en los Panamá Papers.
Además comentaron la necesidad de dar a conocer y celebrar la excelencia de esta profesión “que le planta cara al poder”.
¿Es realmente así? Entonces citen un ejemplo –uno solo- donde The Miami Herald haya arañado a los verdaderos dueños de Estados Unidos.
¿Quiénes son estos? En primer lugar su complejo militar-industrial y su poderoso mundo empresarial.
O un caso en que hayan revelado las interioridades de los multimillonarios medios que dominan la actividad periodística en Estados Unidos.
Pero cuando este lunes dieron a conocer sus muy publicitados Premios Pulitzer, todo eso, una vez más, quedó escondido bajo la alfombra.
Baste revisar cada día las ediciones del Miami Herald para comprobar hasta dónde asesinan su objetividad.
Tanto, que llegan a emular con ese ruin y grotesco libelo en que han transformado a su hermano gemelo en español, El Nuevo Herald.
Mientras, al mismo tiempo, Cuba, Venezuela, Bolivia y otras naciones son crucificadas a diario por supuestamente carecer de libertades.
Lo dicho refleja una pincelada, que unida a otras explica que lo sucedido este lunes en la ceremonia de los premios Pulitzer no representó un estimulo a la excelencia del trabajo periodístico.
Más bien otro galardón a la excrecencia que simbolizan.
(CubaSí)